Opinión

Un niño es un niño, aunque sea palestino

(Foto: OMS).
Ramón Rodríguez Casaubón | Viernes 20 de octubre de 2023
Paren el genocidio contra el pueblo palestino. Palestina merece ser reconocida como Estado y vivir libre. Sobretodo vivir, porque la vida sin libertad no es tal.

“Animales humanos” somos todos, genocidas solo unos pocos y siempre, siempre debe serlo el Estado que los representa. Cuando se habla de terrorismo los expertos en la materia lo catalogan de multifactorial, con un sinfín de aristas, de complejidad elevada, etc, pero si intentamos dar una definición sencilla, que no simple, podríamos decir que terrorista es quien mata a sangre fría a un inocente y nadie más inocente que un niño. A día de hoy ya hay más de mil quinientos niños gazatíes asesinados. Israel cada año procesa y detiene a cientos de niños palestinos. No cabe la equidistancia.

Quien mata a un niño es un terrorista, cobarde y miserable. La infancia no debe tener nacionalidad, ni ninguna otra etiqueta, solo el deber de defenderla por encima de cualquier cosa.

Un niño asesinado es un fracaso de la sociedad, es una monstruosidad, es una demostración de crueldad absoluta. Sea el crío panameño, francés, musulmán, judío, de piel clara o tostada, de pelo rubio o moreno…, acabar con el futuro de la inocencia presente es deleznable y un crimen contra la humanidad.

Voy a presentarles un ejemplo intencionadamente reduccionista y sin intención de ofender. Supongamos que usted y su familia, abuelos, hijos y algunos sobrinos y hermanos viven en su piso. Una decisión judicial le obliga a entregar la mitad de su piso a otra familia. No contento con ello la otra familia haciendo uso de la violencia mata a más de la mitad de su familia y les obliga a vivir en el trastero del garaje. Un tiempo después les vuelven a atacar para quedarse con su trastero, le matan al resto de la familia dejándole a usted y una hija. No quedándole más remedio que malvivir en la plaza de garaje para la moto. Y la familia invasora se está preparando para desalojarlos definitivamente. ¿Cómo se sentirían?

¡Qué lejos queda ese 1994 en el que el Premio Nobel de la Paz recayó en Yasser Arafat, junto con Shimon Peres e Isaac Rabin, ministro de Asuntos Exteriores y primer ministro de Israel respectivamente! Era otra época en la que parecía que realmente se pretendía y podía alcanzar la paz en Oriente Próximo. Pero estos israelitas y este palestino no son Netanyahu y sus socios de gobierno ni Hamás.

Pero, ¿qué relación existe entre el Estado de Israel y Hamás? Pues sencilla, y terriblemente, que Israel, con dirigentes como el ya citado Netanyahu, apoyó y potenció a Hamas para acabar con los proyectos de personas como Yasser Arafat.

¿Cómo surge el Estado de Israel? En 1947 como elemento de disputa política en el tablero internacional entre Gran Bretaña, EEUU y la URSS (el 14 de mayo de 1948 se declara la independencia del nuevo estado de Israel). El 29 de noviembre de 1947, tuvo lugar la votación del Plan de Partición de las Naciones Unidas que permitió la creación del Estado de Israel. Votando a favor EEUU y la Unión Soviética. Aquí comienza el trato que desde entonces ha dispensado la comunidad internacional al pueblo palestino. 1947 y estamos en 2023, casi 76 años después y miles, y miles de muertes de infantes palestinos.

Paren el genocidio contra el pueblo palestino.

Un criminal de guerra está a un paso de convertirse en genocida cuando justifica una sola masacre.

La historia tiende a repetirse, especialmente cuando se trata de vilezas. ¿No es Gaza un campo de concentración?

Paren el genocidio contra el pueblo palestino.

Miren hacia el 94 y no a los años 40.

Un niño es un niño, aunque sea palestino.

En este nuevo estallido de violencia y vorágine vengativa israelí lo que está faltando es el único camino que lleva inequívocamente hacia la paz, el diálogo. La política con mayúsculas basada en el respeto a los Derechos Humanos. Aunque me temo que lo que ocurre en nuestro país con la clase política actual es perfectamente extrapolable a demasiados países del mundo. Israel no parece tener ahora mismo un gobierno diligente, sí envilecido. El cohete que destruyó el hospital gazatí, y mató a cientos de civiles, no tiene oficialmente bandera adjudicada, si bien lo relevante es responder a la siguiente pregunta: ¿cree usted que Israel es capaz de realizar una acción como esta? ¡Pues, eso!

Recurro a Soul Etspes para concluir:

“Quién pretende vivir de la política, enterró hace tiempo su moral”.

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