Diversidad y eclecticismo son las marcas que definen una propuesta que busca sorprender al neófito e interesar al experto sin dejar a nadie atrás. En los 95 espectáculos seleccionados para el periodo que va entre septiembre de 2023 y junio de 2024, Teatros del Canal se zambulle en las artes escénicas y vivas con lo mejor de la producción nacional e internacional.
La programación engloba 30 montajes teatrales de muy variado signo y 31 espectáculos que incluyen danza contemporánea, danza española, flamenco, hip hop y danza-teatro. La música es otra de las grandes protagonistas de la temporada con 22 conciertos, así como cinco festivales propios, una actuación de magia, dos de circo, una ópera, una zarzuela y dos shows tecnológicos.
Rivera de la Cruz ha destacado que “Teatros del Canal quiere seguir siendo epicentro de la agenda cultural de la región en su 15º, aniversario apostando por el talento nacional e internacional”, con una propuesta abierta a todos los públicos, que alienta su curiosidad y fomenta el diálogo multicultural y transgeneracional a través de montajes que tienen como único denominador común una extraordinaria y rigurosa calidad en forma y fondo.
Este espacio escénico renueva su apuesta por la variedad con 95 compañías, 54 nacionales y 41 internacionales procedentes de países como Australia, Israel, Grecia, Japón, Sudáfrica o Taiwán. Se mostrarán universos próximos y extraños, y transmitirán emociones y reflexiones pegadas a la realidad cotidiana como un reflejo del mundo actual.
Habrá 72 estrenos, de los cuales 17 serán absolutos, 30 en España y 25 en la Comunidad de Madrid. Además de la exhibición, se continuará con la labor de difusión de la creación y la producción escénica con el apoyo a 15 espectáculos que llevarán el sello de Creación Canal y otros dos que contarán con el de producción europea Próspero.
Vigor teatral
Grandes nombres de la escena nacional e internacional mostrarán en 30 espectáculos el vigor del teatro contemporáneo. Así, tres montajes nacionales revisitarán el acervo de dos clásicos universales: William Shakespeare y Lope de Vega. Del primero Andrés Lima dirige La comedia de los errores, en una versión de Albert Boronat con Pepón Nieto. Y la Fundación Siglo de Oro y Cervantes Theatre de Londres propician los estrenos absolutos de sus versiones de la obra inédita, recién descubierta, La francesa Laura, y el de Yo he hecho lo que he podido, Fortuna lo que ha querido, las dos de Lope.
Albert Tola firma Las noches malas de Amir Shrinyan, una obra sobre un joven que pide asilo político alegando su homosexualidad, perseguido en su región de origen, Oriente Medio. Mientras, Rulo Pardo, autor y director de Polar, presenta una comedia trágica en la que tres historias cómicas están unidas por un accidente ecológico.
Por su parte, el director del Festival de Otoño, Alberto Conejero, es el autor de En mitad de tanto fuego, protagonizada por Rubén de Eguía, que desde la Ilíada y otros textos analiza el deseo, la guerra, la deserción, el poder, la violencia y la patria. Además, Raúl Tejón protagoniza otro de los estrenos absolutos: Barrabás, sobre la figura bíblica, mientras Vicky Luengo hace lo propio con Prima facie, de la australiana Suzie Miller, que inaugurará la temporada el 31 de agosto.
La Compañía exlímite estrenará su cuarta obra, Ficciones, que reflexiona sobre la naturaleza de la ficción y trata de revelar qué hay tras los discursos que consumimos, los personajes que representamos y aquello en lo que decidimos creer. Además, a modo de homenaje póstumo, los Teatros de Canal acogerán Sibaris, la única obra teatral del escritor de novela negra Domingo Villar, recientemente fallecido. Una comedia criminal dirigida por Carlos Blanco.
Entre el talento internacional que nos visitará, el dramaturgo y director canadiense, Wajdi Mouawad, presentará Mère, tercera obra del ciclo Domestique. Y de ese agitador teatral italiano que es Pippo Delbono llega Amore, una incursión en el mundo portugués y en el de sus poetas. Asimismo, Fabio Condemi rescata una de las obras teatrales del genio Pier Paolo Pasolini: Calderón, que retrata la España franquista de los años 60. Calderón forma parte del proyecto europeo de producción y distribución Próspero, que también ampara Hedda, una variación contemporánea de Hedda Gabler de Henrik Ibsen dirigida por la belga Aurore Fattier.
De Rumanía procede la versión que el prestigioso director británico Declan Donnellan ha acometido con el Teatrul National Marin Sorescu de Edipo rey, de Sófocles. Especialmente significante será Ubu de uno de los maestros del teatro mundial, Robert Wilson. Además, el dramaturgo y director de origen ruso Alexander Zeldin, uno de los referentes europeos actuales, compendia en The Confessions la vida de una mujer australiana (su propia madre) y la del país en los últimos 80 años.
Otro retrato de mujer es Angela (a strange loop), una meditación de la directora alemana Susanne Kennedy y el artista multimedia Marcos Selg sobre la enfermedad y la pertenencia. Mientras, el director polaco Norbert Rakowski reflexiona sobre la eutanasia en I´m Nowhere, que se estrena en España.
Referencia de la danza
Entre los 31 espectáculos de danza que se proponen esta temporada, la aportación nacional coreográfica cuenta con dos estrenos absolutos: Vav, de Daniel Abreu, y Muerta de amor, del coreógrafo y bailarín Manuel Liñán.
Por su parte, el Ballet Nacional de España exhibe La Bella Otero, una reflexión sobre el maltrato, la ambición, el éxito, la incapacidad de amar y la soledad. Otros nombres destacados se darán cita en Teatros del Canal son La Ribot (DIEstinguished), Sol Picó (con Charlotta Öfverhol y Natsuki en Titanas, el arte del encuentro) y Lucía Lacarra con Matthew Golding en Lost Letters (Cartas perdidas).
La danza teatro aporta una de las propuestas más estimulantes de la temporada: Kill me (2024), la continuación de Love me (2020) y Fuck me (2022), de la creadora argentina Marina Otero. Y en el terreno de la danza española y flamenco, está la nueva propuesta de Olga Pericet, Materias Cap II. De la Leona a la Invencible, y el espectáculo Debajo de los pies, de Eduardo Guerrero. El Centro Coreográfico Canal y su interés por fomentar la creación en todas las danzas propicia el ciclo Canal Baila, a través de sus diez residencias de creación, que se presentan en la Sala Negra.
Dentro de la programación internacional destaca la coproducción en la que también participan los Teatros de Canal, S 62° 58’, W 60° 39’, de Peeping Tom, una de las compañías más importantes y significativas de la escena europea.
Por su parte, la Sydney Dance Company, bajo la dirección artística del barcelonés Rafael Bonachela llega a Madrid por partida doble, con ab [intra] e Impermanence. Además, en 13 Tongues, el director artístico de la compañía taiwanesa Cloud Gate, Cheng Tsung-lung, traslada al escenario su fascinación por un legendario contador de cuentos de Taipei, conocido como Trece lenguas.
De Australia llega Manifesto, último trabajo de Stephanie Lake, una de las más importantes coreógrafas de danza australiana de la última década. En el montaje que estrena en Teatros del Canal, reúne a nueve bailarines que se mueven al ritmo del sonido crudo y sin amplificar de nueve baterías.
El mago de la danza Saburo Teshigawara trae a Madrid el programa doble que ha concebido para el Ballet Basel, con Metamorphosis, y la creación de una pieza específica para esta compañía, Verwandlung. Y de Países Bajos procede el poético drama amoroso Unseen, último espectáculo de la Jakop Ahlbom Company.
Propuestas musicales
La música mantiene su presencia en la programación 2023-24 de Teatros del Canal, con 22 conciertos de muy distinto tipo. Las Noches del Canal servirán para este propósito, pero sobre todo la Sala de Cristal, la última en incorporarse, que abrió la pasada temporada a modo de prueba y que consolidará sus ciclos de jazz, música electrónica, pop, rock y trap, flamenco y otras propuestas híbridas.
Entre ellas destaca iSlave, uno de los estrenos absolutos españoles, que toma partido crítico contra las nuevas tecnologías. Con música de Alberto Bernal y dramaturgia de Mar Gómez, esta instalación inmersiva pone en contexto el éxito de fenómenos tecnológicos como la inteligencia artificial y la precariedad laboral entre los que producen y sostienen su hardware, los llamados iSlaves.