JOSÉ C. NAVARRO - Madrid
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Mucho se está hablando de la reforma de la ley electoral después de las elecciones y de la perversión del poder con la aplicación del rodillo del pacto y la componenda. La doble vuelta es una fórmula para que los ciudadanos decidan quien les va a presidir públicamente en los gobiernos centrales, autonómicos y locales. Las listas abiertas es una de las formas que elimina barreras entre el electo del partido y los electores, que deberá siempre ser fiel a sus votantes con sus promesas.
De proporción electoral se habla poco, y es aquella que las porciones de la tarde representativa de gobierno van en función de su peso electoral. Si mayoritariamente tiene diez concejalías, por qué no van a estar representados ese diez por ciento de ciudadanos en una concejalía que aritméticamente le correspondería. Ni una mayoría absoluta debe dejar al resto sólo ser porción, ni ser oposición al que estando al borde de ella ve como gobiernan con pactos todos los demás. ¿No sería ese ejemplo de pluralidad y diversidad de los ciudadanos con representación política?. Las porciones del quesito deberán ser para todos, ya que representan al pueblo. No para uniones del ciego y el lazarillo de la novel picaresca, en la que el invidente sabía que su pupilo comía uvas de tres en tres al no protestar porque él hacerlo de dos en dos. Concejalías de dos en dos, consejería de tres en tres, que mas dan si son uvas o quesitos.