Opinión

Un nuevo año lleno de peligros

José Luis Úriz Iglesias | Miércoles 11 de enero de 2023

Acabamos de salir de un 2022 convulso pero que en su final nos regaló alguna buena noticia.



Nuestro país tiene el menor IPC de la UE. El empleo resiste en época de vacas flacas, al igual que el crecimiento que parece va a evitar la recesión que le llega a la mayoría de Europa.

Y sobre todo a quienes fuimos víctimas de aquel monstruo, porque el gobierno al fin retira las medallas a Juan Antonio González Pacheco alias “Billy el niño”.

Pero aunque en este asunto el Gobierno de Navarra ha activado el procedimiento que permitirá a las víctimas de la violencia policial y de la extrema derecha ser reconocidas como tales, hay que lamentar que excluya de ella a casos como el mío.

¿Sabéis por qué? Pues porque los requisitos son o bien que los hechos se desarrollaran en Navarra, o que fuera de ella ser ciudadanos navarros en el momento de los hechos.

Claro, yo en 1971 que tuve la desgracia de caer en sus manos y en la de sus compañeros de la BPS, era madrileño y fui torturado en Madrid.

Según Ana Ollo consejera del GN; “deben asegurarse todos los mecanismos necesarios para resarcir el derecho a la verdad, la justicia y la reparación de aquellas personas que han sufrido vulneración de derechos humanos”. “Toda víctima tiene el derecho a ser reconocida y reparada, de manera individualizada, sin equiparaciones sobre las causas de su victimización, sin marginaciones ni exclusiones”

¿Es esto justo siendo ahora ciudadano navarro? ¿Significa eso que yo no tengo ese derecho a la verdad, justicia y reparación? ¿O acaso debo reclamárselo a la señora Ayuso siendo ahora ciudadano navarro?

Dejo el interrogante para que me lo respondan la Presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, o la consejera responsable Ana Ollo.

Pero estamos ya en el nuevo año 2023 y como se señala en el título de esta reflexión comienza con un futuro lleno de incertidumbres y también de peligros.

Cuatro asesinatos de mujeres, la falsa tregua en Ucrania y la barbarie fascista en Brasil con la invasión del Congreso, Supremo Tribunal Federal y Palacio del Planato por una turba bolsonarista auguran una época oscura.

También el peligro de un nuevo rebrote del coronavirus que llega de China y de EE.UU., la peligrosa etapa de cambio climático o la situación económica nos debe poner los pelos de punta.

Pero quizás la mayor incertidumbre, el máximo peligro para las izquierdas y la base social que las respalda, venga de las dos citas electorales de este 2023, en mayo y diciembre.

Ahí se juegan el futuro con unos PP y VOX acechando peligrosamente, especialmente debido a los errores cometidos y los conflictos de los últimos tiempos. De nuevo la izquierda cainita.

El peligro de una derecha cada día más extrema que circula poderosamente por el planeta es un aviso a navegantes. El último nos viene de Brasil, pero antes fue EE.UU., Francia, Suecia, Italia, o antes Austria y Hungría.

Otra vez y como voz que clama en el desierto lo advierto, haciendo un llamamiento para que los errores se corrijan y cesen las tensiones. Nos jugamos demasiado en este envite.

Sólo con una reacción rápida se podría evitar su victoria y las negativas consecuencias que nos traerían.

Porque nadie dude de que si les hace falta para gobernar ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno central, unirán sus votos que nos podría traer un retroceso en derechos sociales de muchos años.

Este 2023 es el año de la verdad. Como por estas tierras se señala para avisar del peligro: Kontuz, vienen curvas.

Veremos...

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