Alfredo Fernández
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El maratón venteño ha finalizado. Casi un mes de toros en Madrid que ha servido para que toreros y ganaderos hayan tomado o perdido posiciones de cara a la temporada. Tras una feria de Sevilla realmente positiva, ésta de Madrid también ha resultado brillante. Seguir el nivel de Sevilla era imposible, porque cada plaza es distinta y la exigencia en Madrid es mayor a la de la capital del Guadalquivir. También ha habido tardes insufribles, como es normal en una feria tan densa.
El mapa tras acabar el grueso de la temporada en Las Ventas es esclarecedor: hay una gran baraja de toreros que arrean mucho, otra segunda que está en un excelente momento y otra más abajo que pide paso. También hay coletas que salen tocados tras acabar Madrid y Sevilla.
De entre los gallos hay que destacar a Sebastián Castella, que está que se sale; a “El Juli”, quien trazó un magnifica obra y que está en un momento de madurez espléndido. Talavante es una irrupción y una golosa novedad para todas las aficiones, aunque deba seguir cuajándose. “El Cid” atraviesa un momento dulce y es el torero de más pureza de la actualidad. Ponce sigue su línea de sabiduría y magisterio, mientras que los artistas dan tardes para el recuerdo: Morante, a pesar de sus tardes de tedio, cuando torea lo hace como nadie. Manzanares cuaja los toros con más valor, y así podríamos continuar. El momento de la Fiesta es inmejorable, y vuelve José Tomás.
Dentro de la feria ha habido una lista de grandes toros sueltos que han embestido, pero ha faltado una corrida completa de esas de verdad y con cuatro toros con casta y bravura embistiendo. Se ha premiado a Victoriano del Río, que aun siendo la mejor con diferencia le ha faltado un escalón para merecer tan destacado galardón. Lo que sí ha habido son toros sueltos muy bravos: ahí está Rabosillo de Pahla o Lironcito de Valdefresno, que fue un prodigio de clase y bravura. Sin olvidar otros de Cubillo, Martelilla, Cuadri, El Puerto, Adolfo...
Lo que me mosquea es la actitud de determinados sectores de aficionados. A veces Madrid parece un gache y eso es preocupante. Pierde el norte. Hay cosas que dan miedo. El pasado viernes acabó saludando gorrilla en mano un monosabio. Esto es grave. Debemos enseñar a los aficionados. Es como como si en el fútbol se ovaciona al que pinta las rayas. No puede ser.