La ola de violencia que sufre el polígono preocupa a vecinos y comerciantes (Foto: C. del Valle)
Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014
Como en una ciudad sin ley. Así se sienten muchos comerciantes y empresario del Polígono Industrial P-29 de Collado Villalba debido a la ola de robos y violencia que se está dejando sentir desde hace meses en el pulmón financiero villalbino.
De entre las numerosas actuaciones que los cacos cometen en este enclave comercial de la Sierra de Madrid, están los atracos a las sucursales bancarias. Si no todas, sí la mayoría ha sufrido algún tipo de acto vandálico.
El último, a Cajamadrid, ha provocado que en plena tarde un grupo se acercase con una piedra y destrozase la luna de seguridad de la entidad, sustrayendo varios equipos informáticos, entre otros enseres.
Sin embargo, lo más grave es que su director se siente “amenazado y perseguido”. Según explica, “a mí me ha pasado más de una vez que al salir o entrar en el banco he visto a una pareja en el coche vigilándome; me siento perseguido y tengo mucho miedo”. Otros empresarios también indican que son muy habituales los robos a las personas que acuden a los cajeros automáticos a retirar efectivo. Ante esta situación, son muchos los que se preguntan por qué la presencia policial en la zona es prácticamente nula. “La Guardia Civil sólo se acerca por aquí a hacer controles en las principales rotondas, y algún fin de semana, por lo que se entretienen con los chavales que vienen de copas, pero si alguien está robando por la calle Destornillador no se dan ni cuenta”, indica un comerciante. Bares, sucursales bancarias, concesionarios de automóviles, almacenes, estancos, talleres... Pocos establecimientos de los situados en el P-29 se han librado de los robos, en algunos casos de escasa entidad, pero que en otros sí han supuesto importantes perjuicios para los propietarios de los establecimientos. Uno de los responsables de un bar del P-29, objeto de un robo hace algo más de un año, se quejaba de la notable inseguridad que sufre la zona, especialmente los fines de semana. Una situación que comparten otros núcleos de la localidad, como El Gorronal o Los Valles, a pesar que el Ejecutivo presume de haber incrementado la plantilla policial. Algunos de los afectados vinculan este aumento de la inseguridad con la población inmigrante, al igual que denunciaron en su momento vecinos de El Gorronal, que también lamentaban el trapicheo de drogas. Indignación e impotencia son sentimientos comunes entre comerciantes y empresarios, que piden mayor presencia policial en la zona, ya que los sistemas de seguridad, como alarmas, sólo funcionan como elemento disuasorio, pero ni siquiera esto detiene a los delincuentes, ya que, cuando llega la Policía, ellos ya han escapado con su botín.