Opinión

Nada que celebrar

Un español en Alemania (146)

Jose Mateos Mariscal | Miércoles 04 de mayo de 2022
Todos somos emigrantes, un sueño y un pasaporte, palabras que resumen el sentido profundo del pasado Día de las Migraciones, celebrado el 18 de diciembre.

Pero recuerdo que, un año más, a este día de esperanza me acompañaron recuerdos de dolorosas situaciones de injusticia hacia el colectivo migrante, legitimadas bajo el paraguas de políticas y leyes criminalizadoras de las personas migrantes.

En "Un español en Alemania" se narra cómo la familia Mateos Mariscal abandona Zamora (España) desahucio tras desahucio y viaja hasta Alemania, donde se hospedarán en casa de unos conocidos mientras se buscan la vida y luchan por sobrevivir dejando atrás la dura vida de España: paro, hambre, desahucio tras desahucio. Lo que, sin embargo, desconocen, es que la vida en Alemania es quizá más dura todavía que la propia vida de España y que en su lucha por salir adelante de migrantes, acabarán conociendo a ladrones, mentirosos y egoístas que acabarán por desmembrar a una familia unida únicamente por el amor a la tierra que les vio nacer. Sin una tierra a la que aferrarse, en última instancia, a ellos mismos y al propio objetivo que buscaban cargando todas sus maletas en el tren en busca de algo mejor en la capital Alemana.

Nada que celebrar, mucho que denunciar

Es inevitable al hablar de este día no pensar en palabras como jornaleros, esclavitud laboral, pobreza, desigualdad, menores desprotegidos, mafias, cayucos. En definitiva, racismo y xenofobia. Por ello, pienso que en cada Día Internacional del Migrante, no hay nada que celebrar, no hay nada que nos haga sentir orgullosos como Humanidad. Es un día para denunciar a los gobiernos europeos que sostienen una política migratoria que vulnera los derechos recogidos y garantizados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su artículo número 13 reconoce que migrar es un derecho.

La Unión Europea, que criminaliza y condena, sin ser juzgados previamente, a hombres y mujeres, también a menores, sin ningún tipo de escrúpulos. Estas prácticas me recuerdan a tiempos pasados, relacionados con la esclavitud de seres humanos, donde los esclavos eran poco más que mano de obra. Esto demuestra que Europa sigue perpetuando políticas deconstructivas y no constructivas.

Por este motivo, este día debería servir para celebrar y construir el cambio que supone la inmigración en nuestro entorno socioeconómico y humanitario. En el último año, en España se han levantado diferentes voces que recogen el sentir de las personas inmigrantes como Migrar Sin Fronteras, programa de televisión en Facebook de Abril Rea, donde Malu Mariscal da recomendaciones para trabajar en Alemania para españoles recién llegados. Por su parte, en su canal de Facebook y YouTube, Un español en Alemania, las historias de los emigrantes necesitan más reportajes y menos gritos.

El 18 de Diciembre es el Día de las personas Migrantes. El término Migrante es relativamente nuevo y ha venido a sustituir o englobar los siguientes términos: Inmigrante, Emigrante y Migrante; por tanto, usar cualquiera de estas palabras sería correcto.

El Día de las Migraciones es sobre todo una ocasión para “ponernos en el lugar del inmigrante”, como canta Chambao. Entender que somos distintos, pero iguales. Para abrir los ojos y ver las migraciones como un fenómeno tan antiguo como la propia humanidad, y que continuará como el día sigue a la noche, porque como escribo en mi serial, “seguirán viniendo, y seguirán muriendo, pues no hay muro capaz de contener nuestros sueños”.

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