Opinión

Los tres jinetes del Apocalipsis

Tribuna

Enrique Garza Grau

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Veinticinco años después de la conclusión de la transición política en España, cristalizada con la aprobación de la Constitución del 78 y la alternancia pacifica de partidos en el poder, están surgiendo fenómenos paranormales comparables con la aparición de las caras de Belmez de la Moraleda, dignos de estudio en escuelas de parapsicología. Han surgido personajes lacerantes en política internacional bastante peculiares que contaminan las limpias aguas de los sistemas que se sustentan en el equilibrio de fuerzas políticas y poderes de control al propio poder político: Hugo Chávez, Evo Morales y Fidel Castro; estos tres personajes, reciben el cariño y simpatía de los que no hace mucho tiempo decían luchar contra lo que ellos representan. Lo curioso,es que Los tres jinetes del Apocalipsis democrático se inspiran en la revolución marxista; ello implica una alarmante coincidencia con todo aquello que aparentan críticas desde el advenimiento de la transición en España; la abolición de partidos políticos y sindicatos, encarcelamiento de ciudadanos por motivos ideológicos o religiosos, aprobación de constituciones “pluralistas y revolucionarias” de partido único y presidencia vitalicia.

La libertad de opinión y prensa se centra en Venezuela en el programa de televisión “Aló Presidente”. Para quien no sepa lo que es esto, se lo resumo: se trata de una emisión dominical que conduce el presidente Hugo Chávez con su bonita camisa roja -supongo que tendrá de quita y pon-, cuyo contenido se autodefine como un programa de abre espacios de comunicación antes no permitidos. Dentro de los nuevos espacios de libertad se encuentra el “derecho a la escolarización”: sólo se escolarizan a los que pertenecen al partido en el poder, siguiendo el modelo cubano. En el cortijo de Fidel, los súbditos cubanos tienen la oportunidad de contrastar la prensa libre para consolidar sus opiniones desde distintas posturas: El Granma leído haciendo el pino; si no quedan convencidos leen El Granma en el retrete, y los domingos, que suelen ser más relajados, pueden hacerlo en posición fetal o tumbado un ratito en el sillón de su casa con cuatro familias más.

El mundo está algo desquiciado: si defiendes la Justicia en sentido pleno -como Ley Natural- democrática y constitucional, surge un tal Federico Luppi colocándote un cordón sanitario -que no sé que es exactamente, pero me temo que debe ser bastante incómodo y poco favorecedor-. Como se te ocurra recordar que es insano en democracia prodigar a los tres jinetes del Apocalipsis, te convierten en gótico, que según mi hija se trata de una banda urbana que visten de negro y procuran tener el semblante blanco como vampiros. Si vas a misa o piensas que la educación concertada es una buena opción educativa: ni cordón sanitario ni nada parecido... directamente te convierten en hijo putativo de Bush, personaje poco recomendando en el tema que nos ocupa y escasamente simpático para todos aquellos que pensamos que la pena de muerte es una bestialidad la aplique quién la aplique, incluso en nombre de la revolución cubana o del islamismo, que tanto les gusta a los progres de Zapatero y Llamazares. Ese es otro tema importante. No cabe ni la menor duda que Hitler fue uno de los mayores asesinos del Siglo XX. Pero... atención ¿Por qué la historia, prensa y medios naturales olvidan incluir a Mao en la lista de asesinos? Seguramente para algunos progres debería ser candidato al Premio Nobel de la Paz -total, para devolver la libertad al pueblo chino sólo se cargó a 30 millones de contra-revolucionarios- o al simpático y entrañable demócrata Josef Stalin, con sus depuraciones de millones de disidentes.

Esta amnesia colectiva que se produce en nuestra querida España no la entiendo demasiado bien. ¿Por qué no se han dedicado ni cinco líneas al preso político cubano que fue liberado después de 25 años, para que muriera en casa, y como no falleció se le administró una revolucionaria paliza que acabó con su vida? Parece gracioso que a quienes denuncian este tipo de actitudes se les amenaza con ponerles un cordón sanitario, se les tilda de cavernícolas y góticos. Como esto siga así, tendré que dejar la abogacía para dedicarme a la pintura rupestre en alguna caverna que no haya sido recalificada por el Pocero de Seseña, mientras otros recuperan el pluralismo unipartidista, la independencia judicial por designación política y el pluralismo informativo con carta de ajuste y NODO.