Opinión

Los españoles emigran

Los llamados 'Gastarbeiter' (Foto: Bundesarchiv ).

Un español en Alemania (140)

Jose Mateos Mariscal | Sábado 09 de abril de 2022
La crisis empuja a miles de ciudadanos a salir al extranjero. Los altibajos económicos han modificado la población a lo largo de los últimos 100 años.

A mitad del pasado siglo, millones de personas buscaron una vida nueva en otros países. En la pasada década, la burbuja inmobiliaria convirtió a España en la meca de las oportunidades. Ahora, el drama del paro obliga a otra diáspora.

Los Gastarbeiter españoles vuelven a buscarse la vida en Alemania. Con esa palabra se definía en los años 50 y 60 a los cientos de miles de “trabajadores invitados” que, procedentes de todos los rincones de Europa, llegaban a Alemania atraídos por el boom de reindustrialización que vivía el país.

Muchos de ellos eran españoles que escapaban de la grisura del franquismo y de las estrecheces que aún coleaban tras la guerra civil. El petate, el tren y el barco volvían a ser el símbolo de un éxodo que España ya había vivido en décadas anteriores. Medio siglo después, bajo el yugo de una crisis que diluye horizontes prósperos, los españoles vuelven a marcharse. A Alemania o adonde sea.

Españoles emigran a buscarse la vida

Nieves Herrero Peirera; Nació en 1.947 en Béjar, Salamanca (España). Emigró en 1.951, a los 4 años, con su familia. Los Gastarbeiter españoles iban a buscarse la vida en Alemania. Con esa palabra se definía en los años 50 y 60 a los cientos de miles de “trabajadores invitados”, dejando en este caso su pueblo, Béjar, para afincarse en Remscheid (Alemania). Durante tres años vivió con sus padres y sus tres hermanos en una habitación de 4 x 4 que recuerda con mucho cariño. Mucho tiempo después pudo regresar a España para reencontrarse con su pasado y con el encierro que impuso la pandemia, se sentó a escribir sobre sus vivencias para “Un español en Alemania”. Nieves Herrero recupera la historia de su familia que es igual a la de todos los inmigrantes.

“Lo que yo recuerdo es que salimos del pueblo de Béjar en Salamanca. Con mucho llanto ya que quedaban mis abuelos y tíos, pero con mucha ilusión, en un camión cargado con los baúles hasta la ciudad de Madrid donde tomaríamos el tren que nos llevaría a Colonia (Alemania), donde nos esperaba el traductor de la fábrica de telas que contrató a mis padres, el cual nos llevó en coche a Remscheid. Mamá siempre me contaba que yo desde que salimos del pueblo, me dormí en sus brazos hasta llegar a Francia, dormía y sollozaba llamando a mi tía, su hermana, a la cual no quería dejar”. Cualquiera que haya tenido que irse de su tierra natal, por decisión o por obligación, entenderá el párrafo anterior, porque como bien señala Nieves Herrero, la historia que ha tenido que vivir como inmigrante en Alemania es lo que vivieron todos los migrantes y contando su historia recupera la memoria de los demás.

Nieves Herrero tiene 74 años y recuerda con una nitidez increíble la salida de su pueblo en Salamanca (España), los cinco días viajando en tren que pasó junto con su mamá y sus hermanos, en el que finalmente los dejaría en Remscheid, donde ya los esperaba su padre. Los primeros días viviendo en Alemania y la vida de familia y amigos que la acompañan. Recordar se fue haciendo un ejercicio cuando comenzó a escribir su historia y después fue un aluvión de escenas que pudo ir plasmando en mi serial.

Por eso lo que viene no lineal, sino que tendrá el flujo de la memoria. Es ella la que nos marcará el camino que debemos seguir. A veces será Alemania, tierra natal; otras será la migración, su lugar en el mundo.

Se busca español Ingeniero para Alemania

Desde 2008, cuando la crisis empezó a arrasar el paraíso de ladrillo hasta entonces erigido, se han ido de España más de dos millones de personas.

Francisco Martín Molina de 29 años, natural de Madrid, aunque casi toda su vida ha residido en León (España). Estudió Arquitectura y, años antes de trabajar en la capital en un estudio, había aprendido inglés mientras servía mesas en un restaurante de Marbella. “Desgraciadamente salí de la universidad con la crisis a las puertas”, relata a "Un español en Alemania". Ante la sequía laboral presentada ante sus ojos, barajó marcharse a Alemania, pero el factor del idioma le preocupaba mucho. No obstante, el pasado febrero, en compañía de otro sevillano compañero de profesión, “me vine muy a la aventura a Alemania finalmente. Tampoco tuve muchas señales positivas antes de venir... pero me arriesgué y salió bien”.

Allí trabaja en una empresa dedicada al diseño de viviendas unifamilares, y explica que en Alemania los sueldos son más altos que en España y la jornada laboral, más larga. Pero la diferencia más determinante es clara: “Aquí hay mercado, en España no”. Afirma que “muchísimos” españoles se están yendo al país Germano, y respecto a su sector se muestra contundente: “No es que conozca jóvenes que se hayan marchado, es que no me quedan muchos amigos arquitectos en España, prácticamente el 80% de mis amigos de la universidad están repartidos por el mundo”.

Las estadísticas apuntan que el perfil de nuevo emigrante es de lo más variado, aunque predominan aquellos con edad próxima a la treintena y con estudios superiores, como el propio Francisco. Algo muy alejado del prototipo de ciudadano humilde, por lo general curtido en la dura realidad agraria, que protagonizó las estampas del éxodo en la mitad del siglo XX.

Ahora son arquitectos, ingenieros, médicos, periodistas, abogados o simplemente personas con ánimo emprendedor que ven España como un territorio imposible para la apertura de un negocio. Pero nadie es inmune al vendaval.

Países de bienvenida

Entre los destinos ahora más recurridos destacan Reino Unido, Francia, EEUU, Alemania o Ecuador, entre otros. En algunos casos los letreros de bienvenida están a la vista, como en el caso alemán. Otros, sin embargo, tienen miedo a la avalancha foránea: el Gobierno británico está analizando actuar “contra el abuso de movimiento de personas en Europa”.

Las migraciones son un proceso inherente al ser humano. Migramos para estudiar, para trabajar, por amor, para formar una familia, para buscar una vida mejor, por curiosidad o por otras mil razones y emociones. Lo hicieron las generaciones que nos preceden y lo harán las generaciones venideras.

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