Nuestros amigos están con un ojo en el café y el otro con las noticias sobre la crisis en el PP. El viejo marino comenta:
—El panorama que nos está ofreciendo el Partido Popular es de lo más estrafalario que se ha visto en todos los años de democracia. Es evidente que nivel de los políticos, en general, ha decaído a niveles insufribles, pero este vodevil ha superado con creces todo lo que se podía esperar de un partido de gobierno.
Interviene la joven profesora:
—El PP después de un decepcionante resultado en las elecciones autonómicas en Cataluña, recibió un balón de oxígeno con los resultados obtenidos en Madrid. Aunque que ese importante éxito, tal como se ha demostrado con posterioridad, no se debe al partido, sino a Diaz Ayuso. A partir de ahí los celos infantiles de esa «chupipandi» que se cree que está todavía en NNGG han hecho el resto.
Los forcejeos, el navajeo que se ha visto es inexplicable. Mientras los electores demandan una oposición que haga una política sólida y racional ante la deriva del gobierno de Sánchez; esa cúpula estaba entretenida en pactar con el PSOE por debajo de la mesa. De otro modo no se entiende la renovación del Tribunal Constitucional, la Cámara de Cuentas o frenar la denuncia contra Óscar López por el cobro irregular de dietas cuando presidía Paradores, entre otras cosas.
Continúa el marino:
—Siguiendo esa génesis de campañas electorales, habrá que añadir la de Castilla y León. Con unos resultados para el PP bastante mejores de los que cabría esperar, a pesar de las encuestas iniciales, demasiado triunfalistas cuando en esas elecciones anticipadas no se presentaban ante el electorado, precisamente, con las manos llenas.
Pensaban que el ministril Garzón les había hecho la campaña con sus declaraciones sobre las ganaderías y la calidad de la carne. Mañueco y la dirección de su campaña olvidaron aquella frase de Charles M. Talleyrand, «Todo lo que es exagerado es insignificante», ciertos temas no se pueden alargar hasta el infinito y ese electorado urbano, ese electorado que no vive del mundo rural posiblemente estaba ávido de otro tipo de propuestas que les ilusionaran.
Además, la gestión del PP, después de tantos años de gobierno, no ha sido excepcional, solo basta ver el impacto de algunos impuestos en las diferentes autonomías para ver que el de IRPF, si bien no está en los más altos, está en la media, pero alejado de otras comunidades, entre ellas Madrid. En el impuesto del Patrimonio —que no existe en Europa, excepto Noruega y Suiza—, Castilla y León ha sido una de las últimas en eliminarlo; el de Sucesiones está entre los más altos de España y en el de Donaciones, junto con Extremadura, el más alto.
Interrumpe nuestra amiga:
—Es cierto que, posiblemente, después de tantos años de gobierno popular, haber acometido cosas como éstas hubieran ayudado, porque bajar impuestos, aunque desde la izquierda lo estén denostando, y aunque sean contrarios al monetarismo económico, la curva de Laffer existe y está demostrado que la bajada de impuestos crea ese círculo virtuoso que mejora la economía, el empleo y aumenta la recaudación fiscal.
—Lo cierto es que —sigue el marino—, Mañueco y el PP no han ganado las elecciones; las ha perdido el PSOE y Unidas Podemos, pero en lugar de celebrarlo, crear un gobierno estable, un programa de gobierno vigoroso que pueda ilusionar y crear nuevas esperanzas el PP nos obsequia con este espectáculo y abre una espita de agua para que se hunda el barco.
Vuelven a pegarse el enésimo