Opinión

Hablemos claro

Imagen de archivo
José Luis Úriz Iglesias | Lunes 24 de enero de 2022

Escribo esta reflexión un día especial en el que hace 45 años comenzó la que se denominó “Semana negra”, habría que añadir de Madrid, con el asesinato a manos de la extrema derecha de Arturo Ruiz. Después la muerte de Mari Luz Nájera a manos de la policía y que culminó con los asesinatos de los abogados de Atocha.



Vivíamos en pleno tardofranquismo anterior a la Transición. Para evitar confusión su comienzo deberemos situarlo justo después de la aprobación de nuestra Constitución el 6 de Diciembre de 1978, o de las elecciones democráticas del 1 de Marzo de 1979.

Por eso lo acontecido en 1977, o los acontecimientos de sanfermines 1978 deberemos situarlos en el periodo anterior.

Recordar también que Martín Villa fue ministro de Interior en el periodo de 5-7-76 a 4-4-79 bajo el mandato de Adolfo Suarez y anteriormente de Arias Navarro.

Señalo estos datos porque existen diferentes tipos de “revisionistas” de lo que ocurrió entonces, de uno u otro tipo, de un extremo u otro, que intentan deformar, manipular, cambiar esa historia por ignorancia o mala fe.

Como los firmantes de un artículo de hoy en Diario de Noticias de Navarra que dividen a quienes vivimos esa Transición imponiéndola “a sangre y pelotazos” y los que como ellos lo hicieron “oponiéndose y enfrentándose sufriendo por ello violencia y represión”. Diferenciación sesgada e interesada y por tanto errónea.

Viendo la relación de firmantes resulta evidente, que esa manipulación viene de que efectivamente defendimos esa democracia desde lugares e ideologías diferentes. Por cierto que esas diferencias se mantuvieron a lo largo del tiempo, cuando los que la ponían en riesgo no eran policías ni militares sino los terroristas de ETA.

Por eso es tan injusta y dolorosa la simplista separación que hacen.

Por cierto en el tardofranquismo, entendiendo como tal el periodo entre 1960-1978, la batalla fundamental se dio en Madrid, no en Bilbao, o Pamplona.

Era en Madrid donde el régimen se sentía presionado y amenazado y esa resistencia la lideró especialmente el PCE y CC.OO., además de otras fuerzas de la izquierda menores como ORT, MCE, LC y en menor medida PSOE.

Al igual que ocurrió al final de nuestra guerra civil en la que Madrid resistió hasta la extenuación, mientras por ejemplo el denominado “cinturón de hierro” duró medio telediario.

Fue Madrid la que a lo largo de esos años sufrió la brutal represión de ese tardofranquismo. Fue Madrid donde la BPS fue más contundente, donde la Universidad era un peligro para el régimen y donde se situaron personajes como “Billy el niño”, Conesa, o Yagüe.

Por eso ocurrieron los acontecimientos de hace 45 años que algunos de manera vil ignoran, porque temían a la izquierda de allí y querían sembrar el miedo y el terror para quebrarnos. Pero no lo consiguieron.

Gracias a ese coraje aderezado de sensatez, generosidad y lucidez pudimos lograr, apretando los dientes, una transición a la democracia que tuvo luces y sombras, pero fue la que se pudo lograr en aquellos instantes. Como quedó demostrado para los desmemoriados el 23-F de 1981.

Aún recuerdo aquel día, ya desde Pamplona, a algunos organizando su huida a Francia, mientras otros nos preparábamos para volver a Madrid, de nuevo Madrid, para luchar allí contra esos nuevos fascistas. Así se escribió la historia.

Quienes participamos de una u otra manera en ello fuimos héroes no villanos, leales a ese intento no traidores y quienes intentan ensuciar nuestro esfuerzo merecen todo el desprecio. Desde estas líneas así lo reivindico.

Soy consciente de que despierto una polémica, pero alguien debe hacerlo antes lo injusto y manipulado de algunas afirmaciones.

Veremos…

TEMAS RELACIONADOS: