Opinión

20 años de un 11-S que trajo el horror al mundo

José Luis Úriz Iglesias | Viernes 10 de septiembre de 2021
Las conmemoraciones múltiplos de 10 tienen especial relevancia. Eso ocurre con este 11-S en el que se cumplen 20 años de aquellos terribles ataques a las Torres Gemelas de NY, Pentágono y dos aviones comerciales.

Recuerdo perfectamente aquel siniestro día. En aquel tiempo era miembro del Parlamento de Navarra por el PSN. Ese día teníamos pleno que solía durar mañana y tarde y por eso aquellas impactantes imágenes nos llegaron comiendo todo el grupo parlamentario.
Se decidió posteriormente suspender la sesión vespertina y me dirigí a mi casa donde no me separé del televisor entre perplejo y aturdido, en estado de Shock, hasta bien entrada la noche.
Eran imágenes que en algún momento me recordaban las películas, que sobre este tipo de catástrofes tan bien saben hacer los cineastas estadounidenses, y que esta vez las habían sufrido en sus propias carnes, en vivo y en directo de forma cruelmente real.
A partir de ahí un aluvión de interrogantes. ¿Quién? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cuáles serán las consecuencias de esta tragedia?
Interrogantes que muchos de ellos se han ido contestando a lo largo y ancho de estos 20 años.
Ignoro se tendremos ocasión de conocer nuevos detalles y respuestas, después de que el presidente Joe Biden haya anunciado la desclasificación de todos los documentos que existen.
Pero lo que ya sabemos es que los EE.UU. reaccionaron como el niño rico que enrabietado porque le dan en el cole una colleja, coge un AK-47 y entra en su aula disparando a diestra y siniestra. Eso es fácil de imaginar en un país con tantas armas por m2.
A raíz del ataque entraron como elefante en una cacharrería allí donde creían había nacido, o donde suponían, ahora se sabe que erróneamente, se encontraban armas de destrucción masiva.
Así fueron cayendo uno tras otro Sadam Husein, Muamar el Gadafi, los talibanes y otros, sembrando de sangre y fuego Iraq, Siria, Libia o Afganistán.
Alteraron el orden mundial para siempre, destrozaron países con miles de muertos y millones de refugiados y todo ese sufrimiento para volver de nuevo a la casilla de salida.
Aplicaron esa característica tan innata del pueblo americano que es la necesidad de venganza, que nunca soluciona nada, la ley del talión; “ojo por ojo, diente por diente”, el horror que señalaba el coronel Kurtz de “Apocalypse Now.

Así llevaron a cabo una cruel venganza contra un enemigo invisible, pero que para ellos tenía nombres y apellidos, a los que dirigieron toda la ira de su terrible poder militar.

Esa respuesta ha sido tan criminal como aquellos atentados, provocando la pérdida de vidas humanas inocentes entre la población civil de esos países. Pero lo peor es que ha resultado estéril.

Han cambiado el mundo a peor y de nuevo surge aquél interrogante; ¿y ahora qué? ¿Qué se puede hacer después de la rabia que habrán acumulado tras de su caótica salida de Afganistán con el rabo entre las piernas?

Sus reacciones en situaciones parecidas no han sido ni reflexivas ni mucho menos inteligentes y no podemos esperar que esta vez sea diferente.

Por eso necesitamos con urgencia corregir un elemento en el futuro próximo; la escandalosa ausencia de la UE estos 20 años, en los que EE.UU. ha hecho literalmente lo que ha dado la gana en el mundo sin ninguna oposición.

La UE debe despertar de su letargo evitando que EE.UU. siga cometiendo errores y desmanes. Sólo la UE, ante la cobardía de una ONU acomplejada, puede evitar una nueva era negra.

Mientras tanto solidarizarnos con el pueblo afgano como hace 20 años lo hicimos con el americano y otras veces lo hemos hecho con el palestino, sirio, iraquí, o saharaui, conscientes de que en la historia del mundo ha quedado claro que el humano es una especie capaz de tropezar infinitamente en la misma piedra.

Esperemos que esta vez no ocurra así y este 20 aniversario nos haga recapacitar a todos.

Veremos…

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