El asunto no funciona

Fue una bonita película mientras duró, pero la reciente celebración del Día Mundial Sin Tabaco no ha proyectado en España un panorama en technicolor, sino el peliculón en blanco y gris claudicante de los pulmones pochos: a despecho de la ley, de los creíbles esfuerzos de la literaria ministra del ramo y de las literalmente increíbles declaraciones oficiales, el asunto no funciona.

Mientras que los responsables de la Unidad de Tabaquismo de la Asociación Española Contra el Cáncer aseguran que sólo el 1 por ciento de la población ha dejado de fumar gracias a la Ley Antitabaco, Elena Salgado valora como “un éxito incuestionable” el hecho de que 750.000 personas hayan dejado de fumar en sus lugares de trabajo, donde está prohibido bajo pena de oprobio, multa y expulsión. Con semejantes éxitos derivados de tan originales métodos, para qué quiere uno otros mayores. Acaso la presencia de una eficaz pareja de la Guardia Civil a pie de oficina podría incluso mejorarlos, pero Salgado ha precisado que el mayor logro de la ley consiste en el “cambio de percepción” sobre el consumo de cigarrillos. Ya he dicho que, con su vida espartana y sus declaraciones a la griega, se trata de una mujer muy literaria a lo clásico.

Según la denodada ministra, por fin los españoles que fuman son los menos. Puede que sea verdad en otras latitudes u otras edades, pero por aquí, según mis datos, un tercio de los adolescentes fuma a diario. Quien, como yo mismo, es ex joven, ex fumador y ex libertario, tiene que relacionarlo con la edad, la nicotina y la irresponsabilidad de ciertos vividores de la política, pero seguro que estamos exagerando. Tal vez nos hallemos simplemente frente a un problema de percepción, como tantos otros que existen en nuestro mundo civilizado.