Alfredo Fernández
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El pasado sábado se celebró en Alpedrete la novillada picada que fue suspendida el 24 de mayo por la lluvia. Siendo generosos, en la plaza no había más de 300 personas. Están echando al público con bodrios como estos. La novillada de “El Sierro”, tuvo una presencia pobrísima como ha sido norma en todos los festejos celebrados.
La terna la conformaban Leonardo de Maracay, “Mazzantini” y “El Sombrerero”. Sólo el segundo fue capaz de cortar una oreja en toda la tarde. Y eso que los trofeos que se conceden en esta localidad se regalan. Tras la celebración de este festejo se dio por concluido el serial. Supongo que habrá sido toda una lección para el Ayuntamiento para no volver a confiar en empresas de este tipo.
Tenemos conocimiento de que mucha gente tenía mucho miedo a no ver liquidado su trabajo al final de feria. De este modo, las ambulancias estuvieron a punto de marcharse antes de la celebración de los dos últimos festejos porque no había abonado sus honorarios. Tengo entendido que el Ayuntamiento tuvo que terciar y solucionar este grave problema para no dejar a Alpedrete sin toros. Pero esto sólo es un ejemplo. Porque nos han llamado personas para denunciar los problemas que tenían para que la empresa les pagase. Ganaderos, porteros o cuadra de caballos, entre una larga nómina, se las han visto muy negras para que se les liquidase.
Clama al cielo
Que no cobren los toreros es común para algunos empresarios, pero que no cobre nadie clama al cielo. Pero en todo esto no sólo ha tenido la culpa la empresa Califa Toros, sino el propio Ayuntamiento, que no ha asumido sus responsabilidades. Por una mísera subvención han tenido lo que querían; por lo tanto ahora no deben existir las lamentaciones.
Llevan cuatro años otorgando ayudas ridículas y este año han estado a punto de rozar el escándalo. Espero que esto sirva de escarmiento para el Consistorio y que aprenda de sus colegas de partido en municipios limítrofes.