Jesús Antonio Fernández Olmedo | Martes 20 de julio de 2021
La fuerza de la devastación con la que actúa la naturaleza cuando se siente tocada es lo que ha sucedido en varios países de centro Europa.
En muy poco espacio de tiempo Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Alemania han registrado lluvias equivalentes a dos meses de la misma zona que ya estaba cargada de agua.
En Escandinavia continúa un calor abrasador al igual que en el oeste de Rusia.
En América del Norte el calor sin precedentes desde que existen datos continúa provocando incendios.
El C02 está relacionado realmente con todas estas alteraciones y se vienen dando avisos desde hace décadas del peligroso aumento en el aire.
Estamos ante una crisis ecológica a la que no le estamos dando ninguna respuesta mas allá de que algunos se compren un coche eléctrico o bien dejen de fumar.
Es el momento de tomar decisiones globales en un mundo en que lo que sucede en un punto termina afectando al otro extremo del planeta.
No podemos decir ya "esto es mío, de mi propiedad" porque nada es nuestro sino que debemos de cambiar nuestro rumbo como civilización.
¿Nos creemos tan intocables y con tanta tecnología y con naves espaciales y todo lo demás y viene un vendaval y nos arrastra como a muñecos?
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