El Boalo - Cerceda - Mataelpino

Un grupo de arqueólogos descubre una iglesia del periodo visigodo en El Rebollar (El Boalo)

(Foto: Ayto. El Boalo-Cerceda-Mataelpino).
El Faro | Lunes 29 de julio de 2019

Una iglesia de la época final del periodo visigodo ha sido hallada en la Sierra de Guadarrama, concretamente en El Rebollar, término municipal de El Boalo. Los restos del monumento han sido descubiertos por un grupo de arqueólogos dirigidos por la Universidad Autónoma de Madrid y financiados por el ayuntamiento de El Boalo, Cerceda y Mataelpino, y los resultados según los arqueólogos, “han sido más sorprendentes de lo que podíamos suponer al principio. No sólo hemos podido definir bien nave y cabecera de la Iglesia, sino también una estancia al norte y un posible pórtico de entrada al este”.

La excavación está dirigida por el profesor Javier Salido y Charo Gómez, miembros del grupo A de Arqueología y se han realizado entre los meses de mayo y junio pasados. Desde la Universidad Autónoma de Madrid aseguran que las claves para la detección se encontraron en las tumbas que ocupan el espacio interior de la nave de Iglesia que se encuentra rematada en un ábside o cabecera de planta cuadrada. A diferencia de otras iglesias rurales, las tumbas no se hallaban expoliadas, sino en un “excelente estado de conservación”, y se ha documentado una estratigrafía de ocupación de la nave que permita datar con precisión la fase originaria del edificio y las posteriores reformas.

Localizadas once tumbas

En el interior de la nave se han localizado por el momento once tumbas perfectamente orientadas en sentido este-oeste, alineadas con los muros perimetrales. “Se ordenan en tres hileras alternando tumbas de individuos infantiles y adultos. La datación por carbono 14 ha confirmado la cronología de unas tumbas, entre los años 656 y 727 d.C. fecha que se inscribe muy probablemente en el periodo de uso religioso del edificio”, han aclarado los directores de las excavaciones

Estado de los restos y materiales

Los materiales que forman el ajuar de las otras dos tumbas principales de la nave han sido claves para identificar la época de la que data la iglesia. “Se trata de una tumba cuyos restos óseos se hallaban en un impecable estado de conservación”, aseguran. A diferencia de la primera sepultura, estos dos corresponden a una tipología diferente. Se trata de sarcófagos de granito realizados en una sola pieza.

Según los investigadores, la tumba situada en la esquina noroccidental de la nave corresponde a un sarcófago muy bien trabajado y pulido que contaba con una losa de cierre perfectamente labrada. Con una rebaja de dos aguas. “El interior cuenta con molduras en la cabecera. La información del material óseo conservado determina que se depositó el cuerpo de una mujer en un primer momento y, posteriormente, se redujo para colocar en el interior del sarcófago un segundo cuerpo, en este caso masculino asociado a una botella sin decoración, de época tardoantigua”, han explicado.

Junto a esta tumba se hallaron dos más adosadas, correspondientes a individuos infantiles. El otro sarcófago localizado está menos trabajado, sin pulir, simplemente devastado y sin molduras interiores, con una laja de granito de gran calidad. “En este caso se depositó un individuo previsiblemente masculino que portaba dos objetos de adorno personal que corresponden a anillos decorados de una tipología que permite datarlo también en el periodo tardoantiguo.

La clara relación entre las tumbas descritas, según Madrid es Noticias, con una estructura de edificio perfectamente orientadas y puestas en hileras respecto a los muros de la nave han llevado a los investigadores a plantearse la datación de la Iglesia rural entre la segunda mitad del siglo VII d.C. y el primer tercio del siglo VIII d.C. “una cronología muy interesante porque coincide con la fase final del periodo visigodo”.