Opinión

En defensa del Castillo de Alpedrete

Álvaro González Díaz (*)

El Faro | Jueves 18 de julio de 2019

‘Qué pena de historia, qué pena de gobiernos que no protegen la historia’



Paseando, no hace mucho, por la Finca de Mataespesa de Alpedrete y haciendo parada en el ‘Castillo’ observé atónito el ruinoso y emblemático edifico que llevaba custodiando el pueblo desde mediados del siglo XIX. Se abandonó, no hace mucho, y sigue siendo de titularidad privada. Pero eso no quita para que las instituciones competentes luchen por salvar ese edifico. Alguna solución habrá, me imagino. Se puede llegar a un acuerdo con la familia, se debería restaurar y hacerlo parador o mirador, o quizá un lugar –como en muchos pueblos- para realizar recreaciones históricas de cualquier época o bien conciertos y obras de teatro, sobre todo en verano, pero también se podría restaurar y convertirlo en un museo de historia del siglo XIX…y de este modo guardar nuestra historia.

Alpedrete es un lugar maravilloso, con muchísimas historias a sus espaldas, los expertos afirman que lleva poblado desde hace unos 4.000 años, por lo que no hay nada que envidiar a nadie. Tras el paleolítico, los romanos y más tarde cristianos y musulmanes pusieron su vista en esta zona, debido a que estaba muy bien comunicada, cerca de ríos y de bosques, por lo tanto cerca de recursos como agua, alimentos y madera, en una altura media, un poco elevada, lo que también permitía estar protegidos de depredadores y rodeado de montañas, es decir, una zona defendida por el entorno. Sus pastos han servido de sustento para el ganado siempre y de sus canteras se ha extraído abundante piedra para edificios y monumentos muy conocidos en Madrid.

El Castillo de Mataespesa

Debido a su aspecto fortificado bien parece que esta edificación pudo haber sido un fortín o castillo. Nada más lejos de la realidad. Lo que en Alpedrete se conoce como ‘Castillo de Mataespesa’ no es otra cosa que un palacio señorial que perteneció a la Duquesa de Valencia, doña María del Carmen Macías y Ramírez de Avellano (1.887-1.964), hija a su vez de Manual Macías Ramírez y Casado, gobernador general de Puerto Rico durante la guerra con los Estados Unidos y después, gobernador de Melilla. Casada en 1911 en Madrid con José María de Narváez y Pérez de Guzmán el Bueno (1.885-1941), IV Duque de Valencia, III Marqués de la Gracia Real, V Marqués de Oviedo y V Conde de Cañada Alta y VI Vizconde de Aliatar.

‘El Castillo’ corona la finca Mataespesa, que en un primer momento abarcaba 118 hectáreas, entre lo que hoy en día es Alpedrete y Collado Mediano. Así mismo la finca contaba con un apeadero (Mataespesa-Alpedrete) ya que por aquí pasaba la línea ferroviaria Madrid-Segovia. Es apeadero y con el paso del tiempo se convirtió en una estación más grande debido al desarrollo económico de Alpedrete, así como su crecimiento poblacional y su auge en el trabajo de la piedra.

La finca de Mataespesa tiene un gran valor cultural y natural ya que era una antigua explotación agropecuaria, es por ello que debamos hacer hincapié en su protección. En la finca de Mataespesa había explotación bovina, pero también servía para uso forestal, explotación maderera y fresno, aparte de haberse utilizado como cantera. Sin embargo esta zona natural era aprovechada por la aristocracia española para la caza. Tal es así que muchos vecinos recuerdan haber oído historias de sus antepasados en la que se afirmaba ver por estos lares al mismísimo Alfonso XIII practicando la caza. Quizá sea la caza el motivo para el que la duquesa de Valencia se presentaba ante la aristocracia, presumiendo de dispensar perdigonadas en compañía de la realeza (Gil Muñoz, 2013).

Para recuperar nuestra historia, de la que hay mucho que aprender, quería denunciar públicamente el estado lamentable y ruinoso que presenta dicho ‘castillo’ y de paso mentalizar a la agente de que hay que cuidar nuestro patrimonio ya que es el vestigio que queda del pasado. Aprovecho para enfatizar en que el uso del spray debería estar prohibido para pintar edificios ya que, aparte de ensuciar contamina. Espero que el Ayuntamiento de Alpedrete tome medidas al respecto o por el contrario perderemos lo que nos queda de nuestro pasado.

(*).- Álvaro González Díaz es historiador y escritor y, además, vecino de Alpedrete.