La pregunta está ahí, pero aún así, no parece que sean muchos los interesados en abordar un asunto tan complejo como es el del dinero público destinado desde las instituciones, más concretamente, desde los ayuntamientos y gobiernos autonómicos, a ‘colaborar’ con algunos medios de comunicación vía publicidad institucional, con una lamentable falta de escrúpulos a la hora de comprar voluntades.
Y lo más grave de todo este ‘enjuague’ consumado lamentablemente con el dinero de todos los contribuyentes, es que Ayuntamientos y Comunidades autónomas sigan siendo reacios a dar información sobre qué medios informativos, qué cuantías económicas y en base a qué criterios, les firman unos contratos publicitarios que dicen estar “al amparo de la normativa vigente sobre protección de datos”.
La pregunta es obligada: ¿En qué cabeza cabe que los ciudadanos no sepan cual es el destino del dinero de sus impuestos?, sobre todo ese conocido en el argot periodístico como ‘fondo de reptiles (*)’, y del que suelen beneficiarse algunos medios de comunicación, entre ellos los de municipios y/o provincias, vía publicidad institucional de dudosa justificación.
Transparencia y decencia
La publicidad institucional se enmarca dentro de la obligación por parte de las administraciones públicas, de informar a la ciudadanía sobre sus derechos y obligaciones, del funcionamiento de las instituciones públicas y otros servicios que prestan a los ciudadanos, además de cualquier otra información sobre aspectos de la ‘cosa pública’ que se consideren de interés para los contribuyentes.
Sin embargo, tal como se ha podido apreciar en las campañas electorales celebradas en nuestra comarca hace poco más de un mes, importantes cantidades de dinero público fueron destinadas a fines bien distintos de los previstos, cuyo objetivo era beneficiar a algunos munícipes ‘amigos o serviles’, que concurrieron a estos comicios. Un problema que lamentablemente se viene repitiendo cada cuatro años y que, sólo podrá solucionarse con la aplicación de la ley, y sobre todo con una mayor transparencia y decencia por parte de los mandatarios locales y, también, de los directores de los medios que aceptan este juego, reviviendo con ello el famoso y anticuado fondo de reptiles (*).
Por desgracia, en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas, la dejación de funciones por parte de sus dirigentes respecto al Derecho a la Información y a la pluralidad informativa, se ha convertido en un serio problema que suele terminar poniendo en peligro hasta nuestra propia libertad de expresión. Y para luchar contra esta injusticia, El Faro del Guadarrama, tal como ha venido haciendo en estos dos años como diario digital, no admite publicidad institucional, ni subvenciones o ayudas económicas institucionales, porque nuestra independencia no tiene precio. Por eso, afortunadamente, nos podemos permitir el lujo de “contar a nuestros lectores lo que otros callan”.
(*).- Fondos de reptiles: Se conoce con este calificativo en el argot o léxico periodístico, los “sobornos” que los gobiernos destinan a periódicos y periodistas . Por extensión, también pueden referirse a los fondos que los gobiernos destinan a comprar voluntades, o a los sobornos a periódicos por parte de entidades no gubernamentales. (Wikipedia).