Hasta este mes de julio no solía haber problemas de fechas porque apenas se celebraban una decena de bodas al año en la basílica del Valle de los Caídos, pero el anuncio de la exhumación del cadáver de Franco ha provocado que el interés por celebrar su boda ante la tumba del dictador se haya multiplicado este verano de 2018. Porque mientras el gobierno no acometa los trabajos de retirada, aún es posible solemnizar un enlace matrimonial en el mausoleo que alberga los cuerpos del Caudillo y de José Antonio Primo de Rivera.
No es sencillo, los teléfonos de la Basílica d la Santa Cruz del Valle de los Caídos deben estar silenciados ya que cuesta concertar una cita para hablar con algún miembro de la congregación que ayude a iniciar los trámites. Desde hace una semana resulta casi imposible lograr que atiendan las llamadas que realizan algunos medios. Eso en lo referente a los teléfonos que son públicos, porque luego está “el número privado del Padre José Ignacio” el Santo Grial del proceso de enlace en este recinto. Son varios los casos de bodas en los que decenas de interesados preguntan por los trámites a realizar. Y muy contados los casos en los que algunos de los ‘afortunados’ tienen a bien facilitar “por mensaje privado” el codiciado número del teléfono del prior claustral.
Guile Álvarez, de la revista ‘Vice’ fue más previsor y logró la machada. “Casarse aquí cuesta 500 euros, y cuando uno tiene las cosas claras, tiene que adelantar 100 euros para reservar la fecha. Otra cosa importante es que hay que buscarse el sacerdote que oficie la ceremonia”.
Las cerca de 100.000 antiguas pesetas incluyen también una plaza de aparcamiento preferente para los novios, no así para los invitados, que deben lidiar con los autobuses de turistas que se agolpan en el concurrido parking que bordea la iglesia camino de la hospedería y que queda fuera del paquete económico.
Ese es el precio que hay que pagar por atravesar el sombrío túnel de da paso a la anacrónica y envejecida cripta en la que rodeada de cubo que recogen el agua de las goteras, se única la lápida de 1.500 kilos que el cantero Berto Guillén colocó junto a sus ocho compañeros tras dos semanas de intensos ensayos. Más de 15 metros de mármol resbaladizo y ocho escalones separan la tumba de Franco del altar por el que suspiran muchas de las parejas que desean solemnizar ahí su matrimonio.