El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Julián López “El Juli” salió por primera vez en su carrera como matador de toros por la Puerta Grande de la plaza de Las Ventas de Madrid el pasado miércoles 23 de mayo. Por fin el torero madrileño cuajó una gran tarde de toros en la plaza que más le ha costado de toda su vida y donde se le ha exigido y se le ha medido como la figura que es. No hay que olvidar tampoco que la corrida de Victoriano del Río, ganadería premiada el pasado año, contribuyó al éxito y en líneas generales echó de nuevo una buena corrida en Madrid.
Al menos tres toros, primero, segundo y sexto -que fue muy encastado- ayudaron al éxito.
“El Juli” hizo todo perfecto al segundo, un toro sin demasiada fuerza pero con clase y profundidad. Le cuidó en los primeros tercios para llegar con fondo al último. La primera tanda fue despegada y sin ajuste. Sin embargo, a partir de ahí el de Velilla se asentó, se cruzó, echó la muleta adelante y trazó muletazos arrastrando media muleta por la arena con mucha hondura y profundidad. Se quedó en el sitio preciso, sin rectificar nada y reventando el toreo al natural sobre la mano zurda. Faena maciza y rotunda. Una estocada tiró al toro patas arriba. Las dos orejas eran suyas. El público las pidió y el presidente se equivocó y de manera injusta le negó la concesión del segundo trofeo.
El quinto fue un toro sin descolgar y al que le costaba desplazarse. Aquí el de Velilla sacó la raza, la casta, e intentó exprimir todo lo que el toro tenía con firmeza. Al final se metió entre los pitones con gallardía de figura del toreo. Un pinchazo y una estocada dieron paso a una oreja excesiva que venía a recompensar la injusticia anterior.
Pero está corrida no termina aquí. De lo que va de feria, ha sido la mejor. Uceda Leal se sintió muy a gusto con el primero en una faena con fases muy buenas a un toro muy potable. Esto y una gran estocada le valieron una oreja. Uceda dejó que castigaran demasiado al cuarto y terminó acusándolo. Se le vio con ganas, pero algo atropellado, y el toro al final fue muy a menos.
Por su parte, José María Manzanares se encontró con un toro encastado, con transmisión y con picante. Fue el sexto, Artillero, un toro de los que exigen pero haciéndolo todo por abajo. Manzanares comenzó su faena de forma primorosa. Hubo muletazos excelentes, con gran estética, y no se sintió desbordado en ningún momento. Una vez más demostró su gran momento, pero a un toro así hay que cortarle las dos orejas y no sólo una. Para el toro de Victoriano hubo petición de vuelta al ruedo en el arrastre.