Joaquín Abad
El Faro | Martes 19 de junio de 2018
Llevamos muchos años sufriendo de la dejación de Marruecos en la vigilancia de sus fronteras, sobre todo cuando el rey se molesta o cuando intuye que España atraviesa un periodo de debilidad. La semana pasada fueron cientos de embarcaciones de plástico, de juguete, las que trasladaron a casi 1.200 inmigrantes a nuestras costas. Salvamento Marítimo y hasta un helicóptero de la Armada estuvieron rescatando a los que queriendo escapar de una miserable vida en el sur de África, se ponen en manos de las mafias marroquíes que les prometen entrar en Europa a través de las Costas españolas.
El rey de Marruecos, Mohamed VI y antes Hassan II, siempre han aprovechado la debilidad del estado español para agredirnos. Cuando el dictador Franco agonizaba, organizó la Marcha Verde para quedarse por las bravas, con el antiguo Sahara Español, dónde se explotaba la mayor producción mundial de fosfatos, aparte del rico caladero pesquero de las costas atlánticas, antes visitado sin problemas por las flotas españolas. Se ve que la llegada al poder del socialista Pedro Sánchez, con 85 diputados, es un signo de debilidad que Mohamed VI quiere aprovechar. Así da órdenes a la gendarmería de que hagan la vista gorda a las mañas que trafican con los inmigrantes para que los inunden y no nos enteremos que la operación emprendida por el Ministerio del Interior contra las mafias de la droga en La Línea, le está perjudicando.
Porque no hay que ser ingenuos. La droga que llega a las costas andaluzas viene de Marruecos. Se cultiva en los montes de Ketama, propiedad del rey de Marruecos. Y las mafias que fabrican la droga, tienen que pagar su parte a los funcionarios y, claro, Mohamed se cabrea cuando los miles de millones de beneficio de la droga, deja de llegar porque en el gobierno de Madrid alguien se toma en serio la obligación de luchar contra el narcotráfico en el Sur de España. Un Sur que si no se frena llegará a tener más poder social y político, que el propio Estado.
Las hemerotecas no engañan: Solo hay que comprobar que cada vez que hay grandes operaciones contra el hachís procedente de Marruecos su rey nos manda una advertencia. Nos manda cientos de inmigrantes, o miles, para que alguien sepa que se están enfadando y deja que su droga llegue a nuestras costas y siga la ruta al centro de Europa., Es un flujo de miles y miles de euros que el rey de Marruecos no puede permitir que se detenga.