Opinión

La señora Aquilina y la plaza del ‘Titi’

Tribuna

Santiago Grande Aguilera

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Erdaderamente, uno alucina con las cosas que suceden en Collado Villalba. Me refiero, en este caso, al hecho de rebautizar con un nuevo nombre (plaza del Titi) a la que siempre se ha considerado una parte de la plaza de los Cuatro Caños, puesto que ya en 1863 se la denominaba plazuela del Caño, como así se hace constar en el domicilio de las casas de los Maestros números 4 y 6, ambas de propiedad municipal.

Ante todo, quiero dejar meridianamente claro que no tengo nada en contra de ese señor, refiriéndome a la persona que encarna o es conocida por el apelativo ‘El Titi’, reconociendo inclusive que no son pocos los botellines y torreznos que he degustado en su mesón.

Sin embargo, hay que poner de manifiesto, aparte la torpeza nada saludable del Ayuntamiento al desconocer este hecho, o tratar de ocultarlo (la denominación de la plaza), la tremenda injusticia que se comete cuando se privatiza o monopoliza la denominación de una calle o plaza que es patrimonio común de todos los ciudadanos, en cuanto a vivencia y avatares acaecidos en el devenir del tiempo. Tan sólo cito algunos ejemplos, también válidos en cuanto a méritos realizados: plaza de los Maestros, en honor a los docentes de educación básica del siglo XIX y XX; plaza de la Democracia, en honor a los obreros y campesinos constructores del Salón la Aurora; plaza de Tonino, policía municipal de esta villa; plaza de Julio, el frutero; plaza de El Melo, etc. Como ven, la lista es interminable, atendiendo a personas y hechos, cuya actividad ha sido relevante en la vida social de este pueblo, y sobre todo en dicha plaza.

Pero sin duda donde más se aprecia la crudeza de la aberrante decisión del Consistorio villalbino -encabezado por José Pablo González y refrendada por la oposición, sin duda por desconocimiento histórico- es en la persona de Aquilina Piñuela Cuena, la señora Aquilina, por todos conocida. A sus 93 años, es probablemente la mujer nativa de mayor edad de Collado Villalba-Pueblo. Durante casi 40 años, contempló mejor que nadie los juegos de los chiquillos al balón: las llegadas y salidas de los viajeros con destino a no se sabe dónde; los desenlaces amorosos y las pequeñas tragedias humanas; en definitiva, el trasiego cotidiano de esta plaza pública, asomada desde el mostrador de su chiscón verde de madera y tejado de pizarra. ¿Recuerdan el olor a medicina que impregnaba todo el quiosco? Como locos íbamos los chavales a su puesto de golosinas y chuches a por el regaliz que te cobraba a peseta. Una forma humilde de ganarse la vida y más digna que muchas actuales, para poder sobrevivir al egoísmo de un Estado irresponsable que no reconocía pensiones de viudedad por consorte muerto en batalla. ¿A quién molestaba su pequeño chiscón verde? A nadie. Lo barrieron de un plumazo.

Resulta bochornoso la forma de recuperar la memoria histórica de Collado Villaba por parte del Ejecutivo villalbino. ¡Sí señor, todo un dechado de caballerosidad hacia las mujeres fuertes que supieron sobrevivir a la adversidad hispana, y de reconocimiento y atención a la tercera edad, tan hipócritamente cacareada!.

Para ustedes, señora Aquilina, no hay paellas, ni risotadas, ni discursos altaneros. Pero no se ponga triste, que tampoco hay el menor asomo de vanidad autocomplaciente.

Enhorabuena al señor agraciado con tal distinción, y a usted señora Aquilina decirle tan sólo que siempre la recordaremos y la llevaremos en nuestro corazón infantil.