El Faro | Sábado 17 de febrero de 2018
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Navalcarnero ha dictado apertura de juicio oral contra el ex alcalde de Navalcarnero Baltasar Santos (PP) y la antigua interventora municipal Teresa Hermida por el caso conocido como ‘Cuevas del Concejo’, una construcción realizada bajo el casco histórico del municipio que presuntamente no contaba con proyecto técnico ni presupuesto y que, según valora la actual corporación, habia supuesto un desfalco a las arcas municipales de cerca de 30 millones de euros.
El acto de apertura de juicio oral, fechado el 13 de febrero y al que ha tenido acceso Europa Press, el juzgado de Navalcarnero declara órgano competente para tomarles declaración al juzgado de lo Penal de Móstoles correspondiente, señalando para el próximo 27 de febrero el interrogatorio a ambos.
A Santos y a Hermida se les ha fijado una fianza de 1,5 millones de euros que tendrán que depositar en el plazo de un día después de ser notificados “para asegurar las responsabilidades de un delito continuado de prevaricación, por el que reclaman sendas penas de 9 años de inhabilitación especial para empleo y cargo público”
Cuevas ilegales y obras faraónicas
Las denominadas ‘Cuevas del Concejo (para aquellos que no conozcan el proyecto), fue la obra faraónica del Alcalde de Navalcarnero, Baltasar Santos, construida sin autorización bajo la plaza municipal del municipio y calles aledañas, entre los años 2004 y 2011 y que sufrieron durante las obras deferentes derrumbes. El periodista, Javier García, en julio del paso año decía al respecto de esta obra que “a Baltasar Santos le debió parecer en algún momento de sus veinte años como alcalde de Navalcarnero que, más de tres siglos después de la boda de Felipe IV, el pueblo merecía bordar un segundo nombre en su gran memoria. El suyo. Quizá por eso excavó el subsuelo de la mayor plaza castellana para construir un cavernoso parque temático; compró un palacio de cristal, levantó barrios de la nada, sembró cruceiros y convirtió a la localidad en un museo de pilas bautismales de granito. La furia melagomana terminó con una deuda para un siglo y él desaparecido.
Algo similar, por sus mismos tintes faraónicos, sucedió en Collado Villalba hace poco más de una década con la construcción de un innecesario parking subterráneo en la piña comercial de la localidad cuyo coste las arcas públicas y por tanto a los bolsillos de los villalbinos ha superado con creces los 100 millones d euros. Y lo más lamentable es que dichas instalaciones apenas se utilizan por el rechazo de los ciudadanos, de ahí que su ocupación media durante el año 2017 no haya superado el 25 por ciento de su aforo.