El Faro | Martes 13 de febrero de 2018
Maduritos, resultones… y , sobre todo, divertidos, auténticos, haciendo gala de un rock que llega a todos y a todos engancha, los Mojinos Escozíos entusiasmaron a su paso por Valdemorillo. Desde el primer segundo al último, el suyo fue un concierto de los grandes, del marca inicio de nueva etapa destinada a recuperar este tipo de encuentros. Al filo de la medianoche saltaron al escenario ante el que se congregaron, expectantes, ilusionadas, más de un millar de personas. Porque desde sus más incondicionales a cuantos se decidieron a descubrirles aquí, en este Pabellón Municipal de Fiestas, los asistentes no dejaron de responder ni un momento, con su presencia, con su formidable implicación, a la que se presentaba como una de las claras apuestas de la Concejalía de Festejos. Una iniciativa promovida por el responsable del área, Nino Gil Rubio, “para poner aún mucho más acento festivo y genial a este febrero tan nuestro, tan de todos, que es imán para olvidar rutinas y disfrutar al máximo”.
Y así, derrochando el colorido y los sonoros ecos de un directo ciertamente sin igual, se vivió al máximo el show del Servilla y su banda, que sumando 21 años de trayectoria, siguen siendo únicos, totales, artífices de una combinación del todo perfecta, mucho y buen rock elevándose en paralelo al formidable humor que divierte y más a público de todas todas las edades. Coreando temas, sin parar de bailar, entre palmas, el encuentro con los Mojinos resultó aún mucho mejor de lo que se anunciaba, porque esta fue la velada que hizo del sábado noche pura Fiesta, con mayúsculas. Siempre cercanos, celebrando el estar en Valdemorillo, aplaudiendo a sus gentes. Lo hicieron entre canciones, con su guasa y ganándose a todos los presentes de continuo. E incluso, ya apagados los focos, sin micros, siguieron mostrándose auténticos, saludando a cuantos se les acercaron para agradecerles un rato tan sensacional.
Ya antes, The Hawks demostraron que la cantera local da también para asegurar la mejor música, y con Alberto Ruiz poniendo la voz, sello inconfundible del que ya se perfila como grupo revelación del panorama rockero español, y su otro Alberto, Azulam bajista y guitarrista, y a las cuerdas también de Pepe Romero y los toques del batería, Daniel Santos, ellos hicieron posible el otro gran momento, en escena, del 10 de febrero. Rotundos, con sus versiones del rock más “contemporáneo”, y elevando además esos temas de factura propia que gustan y mucho, y que están a punto de dar contenido a su primer álbum, fueron músicos igualmente capaces de entusiasmar a seguidores y a quienes, seguro, ya no dejarán de apuntarse a verles en nuevas actuaciones En suma, que el doble concierto fue un verdadero torrente de diversión, asegurando horas y horas de un pabellón a tope, disfrutando entre los mejores acordes, y sobre todo, haciendo grande el rock, haciendo grande la Fiesta.