El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Los distintos partidos políticos se afanan en estos días en presentar sus programas electorales, con diferentes siglas pero también con numerosas coincidiencias en sus iniciativas y con no pocas declaraciones de buenas intenciones. Sin llegar al extremo de Canarias, donde un asesor del PSOE fue destituido tras copiar punto por punto las propuestas de Ciudadanos de Cataluña, sí nos encontramos en muchas ocasiones con propuestas similares, cuando no calcadas. Evidentemente, las necesidades de los municipios son las que son, aunque luego haya prioridades y diferentes maneras de ejecutarlas, pero no deja de sorprender que lo que ahora es coincidencia (residencias para mayores, nuevas zonas deportivas, centros educativos, atención al turismo, más zonas verdes, viveros de empresas...) luego se convierta en objeto de confrontación, dando lugar a agrios debates en los plenos y no -como sería lógico en vista de lo que ahora se plantea- a un sereno debate sobre cómo mejorar los proyectos en los que todos parecen estar de acuerdo.
Cabe pedir en este sentido responsabilidad a nuestros políticos más allá de los intereses partidistas que lícitamente defienden en estos momentos. Entramos hoy en la última semana de campaña electoral, y por tanto es tiempo de compromisos y proyectos, y también de pedir el voto, pero igualmente hay que recordar que la confianza depositada por los ciudadanos en unas u otras propuestas -los sufragios dirán si en la oposición o en el gobierno- no puede ser traicionada tras la cita con las urnas.