Opinión

Una asignatura polémica

EL MIRADOR

José L. Mota

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La nueva signatura de Educación para la Ciudadanía, de la reciente Ley Orgánica de la Educación se pone en marcha en septiembre para los cursos de ESO. Muchos padres aceptarán como normal que se diera a sus hijos un conocimiento objetivo de los principios constitucionales, las formas de la convivencia o lo que es la democracia.

Algunos, sin embargo, piensan que esos contenidos entrarían más bien en asignaturas del área de Sociales; y los aspectos que se refieren a las actitudes en el comportamiento cívico y la convivencia es casi seguro que ya las impulsan el tutor y otros muchos profesores durante sus horas de clase con los alumnos.

Los padres están seriamente preocupados del peligro de adoctrinamiento y captación al que se exponen sus hijos. Dentro de los objetivos de la asignatura y de los libros de texto de Educación para la Ciudadanía, hay tres áreas que se repiten con obsesión machacona: la ideología del género, el empeño de que no se nace hombre o mujer, sino que esa forma de comportarse se debe al ambiente en que uno ha sido educado; la educación afectivo-sexual que está orientada a que cada uno elija la inclinación que más le seduzca, tildando de “homófobo” y discriminatorio a todo aquel que piense que la homosexualidad no es natural y puede, por tanto, corregirse con una educación adecuada. Y. en tercer lugar, el Estado se arroga el derecho de desposeer a los padres de la formación de la conciencia de sus hijos, siendo esto lo más sagrado que la persona tiene.

Se encuentran los padres, por tanto, en una encrucijada, de la que deben salir con coraje, porque con esta asignatura el Estado quiere arrebatarles algo que a ellos y sólo a ellos les concierne: la educación moral de los hijos y la transmisión de los valores con los que se van a mover en la vida.