Opinión

Ajuste de cuentas fratricida en Robledo de Chavela

OPINIÓN

De los roscones del alcalde a la ‘connivencia’ del Concejal de Hacienda, hoy regidor robledano

El Faro | Viernes 29 de septiembre de 2017
Los 80.000 euros, euro arriba, euro abajo, que los dirigentes del actual Equipo de Gobierno de Robledo de Chavela dicen que se ha gastado el ex alcalde, Mario de la Fuente, en los ocho últimos años de regidor, pese al bombo y platillo con que salió a la luz pública la semana pasada y con tintes de despilfarro, de ese al que nos tenían acostumbrados algunos regidores locales de nuestro entorno, en el caso que nos ocupa viene a ser lo del ‘chocolate del loro’, por mucho autobombo que se quiera dar desde las tribunas donde se dejan ver esos puritanos de la política que gustan ejercer de improvisadas ‘plañideras’, con nocturnidad y alevosía, a la hora de denunciar el gasto y el despilfarro de sus protegidos.

Pues bien, lo que acaba de suceder en el municipio robledano y que tanto clamor ha levantado en los medios, donde de buenas a primeras los excompañeros del Partido Popular, fieles y sumisos amigos’ hasta hace poco más de dos años, acusaban a su amado regidor de ser un despilfarrador por el hecho de gastarse en la panadería de su mujer, con cargo a la hacienda municipal, 41.914 euros durante nueve años, algo más de 4.000 euros año, (menos que el coste de una cesta navideña), que el Ayuntamiento regalaba a sus colaboradores, proveedores del Ayuntamiento y a algún compañero de Gobierno, tal como puso de manifiesto el exalcalde cuando dijo que su ‘fiel’ concejal de Hacienda, hoy regidor de Robledo, al que tildó de ‘El Judas’, también degustaba estos roscones en su casa gratis total, por la atención de su jefe y su visto bueno, claro, con una evidente dejación de funciones en el ejercicio de su cargo. “Casado, dijo De La Fuente, es más falso que un Judas. Lo roscones que comían en su casa en Navidades los pagaba el Ayuntamiento con su consentimiento”.

Nada que oponer al respecto, porque a ver quién es el guapo que rechaza un buen trozo de roscón a la hora del desayuno o de la merienda, o un simple regalo de navidad, aunque este fuera sufragado con ‘pólvora del Rey’, como suele decirse de los obsequios pagados con fondos públicos.

En cuanto al gasto del ex alcalde, de 320 euros de gasolina al mes (19.397 euros en nueve años), por el uso de su vehículo por unas carretas de sube y baja que el por entonces alcalde tenía que utilizar para ir a Madrid, a para buscar financiación o simplemente para asistir a las reuniones del Consorcio Sierra Oeste, del que era presidente, además de otros compromisos institucionales, tampoco es para poner el grito en el cielo, como han hecho algunos robledanos.

Pero aunque no fuera así, aunque todo ese dinero no tuviera justificación alguna y el alcalde hubiese derrochado durante nueve años los 80.000 euros de marras, yo pregunto: ¿Y mientras sucedía tal ‘desfalco’ a la tesorería local, qué hacia el hoy alcalde y entonces concejal responsable del Área de Hacienda? ¿comer roscones y mirar para otro lado?.

Dicen que en política, como en el amor, del cariño al odio solo hay un paso. ¿Qué vecinos de Robledo de Chavela, sobre todo vinculados con el Partido Popular, iban a pensar que en apenas dos años las relaciones entre al ahora ex alcalde y su ‘delfín’, Pablo Casado, iban terminar como el Rosario de la Aurora?. Recordemos, para que la cosas queden más claras, que el Partido Popular de Robledo de Chavela se partió en dos facciones en vísperas de las elecciones locales de 2015. Una estaba liderada por el ‘tránsfuga’ y actual alcalde, Fernando Casado que, abandonó su partido de toda la vida para fundar otro a su imagen y semejanza, con el nombre nada sospechoso de Unión Popular de Robledo de Chavela. La otra, la del PP con Mario de la Fuente a la cabeza, que tras sobreponerse a la traición de sus excompañeros ganó las elecciones, pero no les sirvió de nada porque los otros ‘populares’ olvidaron sus supuestos principios ideológicos y buscaron la coalición fácil para conseguir su único objetivo: gobernar el municipio y vengarse, claro, denunciando los roscones, el gasto en gasolina, el de restaurantes, etc…. El objetivo era llevarse por delante a su hasta entonces ‘admirado alcalde’, incluso si era preciso hasta la misma puerta de los tribunales de justicia. Y en ello andan animados por la envidia y con la justificación de unos simples roscones navideños, y como no, por venganza, una venganza escondida y bien disimulada durante muchos años.