El Faro | Martes 06 de junio de 2017
Los pasos más clásicos y los más modernos, toda una combinación de ritmos para demostrar cómo se siente, y es más, cómo se hace sentir la música calzando las zapatillas de ballet, siguiendo el compás más funky o marcándose un buen zapateo. La danza vuelve a desplegarse en calve de festival en la escena local para hacer visible, ante todos, ‘Algún día’ un espectáculo que destinado a narrar precisamente a través del baile toda una historia vital. Será en tres pases, idénticos en contenido pero todos realmente especiales, al anunciarse lleno en el Auditorio de Valdemorillo para comprobar de cerca los logros alcanzados durante meses por los cerca de doscientos alumnos de la EMMDEA que siguen las distintas clases donde las notas se traducen en cientos de pasos, estudiados, firmes, siguiendo los distintos estilos, desde predanza y enseñanza precoz a las modalidades de clásica, española, moderna infantil y contemporánea, además del ya citado jazz funky y hasta el puro flamenco.
Y para comenzar, el telón dará paso a la primera de las actuaciones en la tarde de este viernes, 9 de junio, a partir de las 20,00 horas. También en ese horario de tarde y aun antes, a las 11,00 h., el sábado se desarrollarán el resto de representaciones programadas con el objetivo de dar cabida a la gran expectación que despierta este festival con el que se despiden hasta la vuelta del paréntesis estival las aulas que comparten el reto de descubrir y hacer vivir la danza a todos, chicas y también chicos, porque cada vez son más los niños que se sienten atraídos por hacer suya esta disciplina artística, comprendiendo que la posibilidad de disfrutar de la música llevándola al movimiento no tiene género pero sí representa una gran lección por aprender y, en este caso, por ‘impartir’ sobre las propias tablas de la Giralt Laporta.
La entrada será únicamente posible mediante pase, al objeto de respetar el límite de aforo en todas y cada una de estas tres irrenunciables citas con el baile que se hace grande en Valdemorillo en los pasos de estos menores y, en suma, de todo un alumnado dispuesto, una vez más, a sorprender a quienes llenen el patio de butacas.