El Reportaje

Navalquejigo: un pueblo abandonado a su suerte

El Faro | Viernes 31 de marzo de 2017
Se dice que los primeros asentamientos de la zona de Navalquejigo datan del siglo III antes de Cristo, siendo localizados en las proximidades de Las Zorreras. Se trataba de un poblado carpetano con murallas en el alto del cerro. De la época romana se han encontrado en la vecina estación de ferrocarril de San Yago dos aras dedicadas a dioses, aras que actualmente se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

En el siglo XI (Wikipedia.org) aparecen siguiendo la Cañada Real Segoviana, varios grupos de segovianos que al parecer fueron los que fundaron Navalquejigo, pueblo que aparece en el siglo XIII en la historia cuando se construyó la iglesia, que pertenece al grupo de templos de repoblación fortificadas de la Sierra del Guadarrama, siendo anterior este al estilo arquitectónico de la iglesia de Alpedrete. Navalquejigo perteneció inicialmente al Real de Manzanares y después pasaría a propiedad de los Duques del Infantado. En el año 1503, surge entre El Escorial y Galapagar una fuerte discusión sobre la posesión de Navalquejigo, ganándola este último. Pero en 1564, Felipe II convierte la iglesia en parroquia bajo el nombre de la Exaltación de la Santa Cruz, segregándola de Galapagar, junto a Torrelodones y Colmenarejo, que también pertenecían a este municipio.

Navalquejigo a finales del siglo XVI contaba con una población de 250 habitantes, el doble que El Escorial. También tenía regidor. En este periodo varios terrenos de Navalquejigo pasan a patrimonio de la Iglesia como el Prado del Señor, que aún se conserva, mientras que todo lo demás eran tierras comunales dedicadas al pasto y la agricultura, atrayendo a la población que escapó de la compra de la villa de La Fresneda y Monasterio, tras ser adquiridas también por Felipe II, quedando delimitado todo su terreno por una Cerca Real y a sus vecinos les prohibieron tener perros.

Un pueblo ‘okupado’
El asentamiento de Navalquejigo cumple ahora dos décadas ‘okupado’, así la antigua villa medieval volvió a recuperar lago de su vida anterior gracias a esas decenas de familias que decidieron cambiar su estrés urbano por la tranquilidad del campo.

El estado de este pueblo abandonado a su suerte era cada vez más desolador, nada que ver con Las Zorreras, Los Arroyos o el resto de los núcleos urbanos de su entorno, hasta que en el año 1997 comenzaron a instalarse un grupo de jóvenes ‘okupas’ que previamente habían realzado mejoras en las viejas y ruinosas viviendas. Aun así, en el año 2006, la Comunidad de Madrid, que hasta entonces no había querido saber nada de este pequeño pueblo, en 2006 declaró esta zona como Bien de Interés Cultural y como consecuencia de ello, poco tiempo después la Guardia Civil procedería al desalojo de las casas ‘okupadas’, para hacer cumplir una sentencia del Juzgado de San Lorenzo de El Escorial que ordenaba el desalojo, lo que provocó un gran ruido mediático. Los ‘okupas’ volvieron al pueblo, pero esta vez ocupando tiendas de campaña situadas a la misma entrada de Navalquejigo. Catorce meses después, la Audiencia Provincial de Madrid revocaría la decisión de la juez sanlorentina dictada anteriormente porque el propietario de los terrenos era otra persona. (¿?)
De la Edad Media al siglo XXI
El historiador Daniel Martín Soler, con más de treinta años investigando el poblado medieval de Navalquejigo, así lo recogía El Faro del Guadarrama en el año 2014, “él, primero, y con la Asociación ALDANA posteriormente, y al final en solitario, presentó alegaciones para obtener mayor protección para este pueblo incluido, como decíamos anteriormente, dentro de la Cerca e Felipe II y declarado como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid. Martín Soler dijo que “lo que había que hacer es restaurar los edificios pero sin asfaltar las calles, ni cambiar su estado actual”, alertando así del peligro que suponía poner en marcha una situación que diera paso a la especulación, Martín Soler denunciaba así la poca voluntad política de los responsables de la Comunidad de Madrid para llevar a cabo las demandas de recuperación y recordaba que hace 15 años, todo estaba en perfecto estado”, añadiendo que era “uno de los pocos pueblos de Madrid que se conserva como estaba en la Edad Media, cuando tuvo incluso más importancia que El Escorial, ya que pertenecía al Real de Manzanares”, destacando su entorno natural ya que “desde el pueblo se ve perfectamente la dehesa y el Monasterio de San Lorenzo y la zona donde mejor se conserva la Cerca de Felipe II, que rodea Navalquejigo y cuyo muro llegó a alcanzar una altura de hasta tres metros”.

Los años pasan, y Navalquejigo sigue ahí. El 22 de octubre de 2014, Manuel J. Ortega, en su sección semanal de ‘El Faro del Guadarrama’, ‘Luces y Sombras’ al referirse a los motivos por los que los ‘okupas’ se habían afincado definitivamente en Navalquejigo, decía: “Se aprecia que dicho colectivo, con su firme postura quiere presentar una versión bastante crítica sobre el medio ambiente que en las últimas décadas se respira en nuestra comarca, desposeída desde hace bastante tiempo de su más importante materia prima, y esta no era otra que esa calidad de vida, que los ladrillos y el cemento, como si del caballo de Aquila se tratara, han ido devorando robledales, fincas de encinas centenarias y dehesas que abundaban hasta no hace muchos años, destruidos para dejar paso a chalets, pisos y apartamentos, de ahí que ahora busquen el placer del campo sin ruidos, sin maquinas excavadoras, sin…Y eso sólo lo pueden encontrar en parajes como Navalquejigo”.