El grupo municipal Galapagar en Común-IU ha atacado al PP por aprobar los presupuestos de 2017 utilizando estrategias legales pero poco democráticas. Así, explican que "La moción de confianza va ligada a un proyecto (presupuesto, ordenanza fiscal o ROM) y si prospera, se aprueba este proyecto, pero si se rechaza, el Alcalde queda en funciones hasta que se elija a un nuevo alcalde en 15 días, excepto si va ligado a los presupuestos, en este supuesto se debe presentar una moción de censura (en el plazo de un mes) y en caso de no hacerlo se da por otorgada la confianza y el Alcalde continúa en el puesto aprobándose los presupuestos. El PP había elegido este procedimiento para sacar los presupuestos sin tener que consensuarlos, tras lo sucedido en el pleno ordinario de diciembre. En este pleno, no nos dejaron votar las enmiendas presentadas por los grupos políticos a excepción de la presentada por el PSOE, que planteaba la devolución de los presupuestos al gobierno, al haberse vulnerado nuestro derecho a la información nuevamente. Toda la oposición, ante la negativa por parte del equipo de gobierno a votar las nuestras, votamos a favor de la retirada de esos presupuestos. Esto no gustó al Alcalde y prefirió imponer su proyecto frente a la democracia. Para ello utilizó estas estrategias legales, poco éticas y decentes, que nuestro desfasado sistema político y las leyes, poco democráticas en materia de política municipal, permiten."
En palabras de la concejala de Galapagar en Común-IU, Celia Martell “Nos encontramos con una nueva estratagema del Partido Popular para intentar sacar sus presupuestos sin tener en cuenta a los demás grupos políticos ni a los trabajadores y trabajadoras de este ayuntamiento. El día 2, en la cuestión de confianza Ciudadanos se abstuvo y el portavoz del PSOE no asistió por motivos familiares, por lo que el PP sacó adelante la moción de confianza y por lo tanto sus presupuestos. Aunque la moción de confianza no hubiera prosperado, la maniobra llevada a cabo por el alcalde para expulsar a una concejala del grupo mixto e imponerle la condición de concejala no adscrita, hacía imposible que una moción de censura prosperara, ya que se necesitan 12 votos, al haber sido la mayoría incrementada en uno. Una jugada sucia tras otra, además de ser cuanto menos sospechosa de no cumplir con la legalidad, provocan que el alcalde emplee estos mecanismos para permanecer en el poder, en contra de la voluntad democrática"