Por: José Ruiz Guirado
El Faro | Jueves 29 de diciembre de 2016
EL año de 1929 el escultor granadino José María Palma, recibiría el encargo de un grupo de maestros, escritores y artistas, para esculpir una estatua de “Crispín”, el personaje de “Los intereses creados “, con la que se quería homenajear a Don Jacinto Benavente. Sin embargo, la inauguración en la popular plaza escurialense, que lleva el nombre del dramaturgo y a la que el pueblo llama de “Los jardincillos”, no se llevaría a cabo hasta el jueves 31 de agosto (festividad de San Ramón Nonato, patrón de Robledondo), del año de 1961. Una de las causas de tan esperado homenaje, sería la negativa del nobel a que en vida se le elevase monumento alguno. La otra, lo sería los conflictivos años de la guerra y la posguerra; que, temiendo por la integridad de la pieza, fue escondida en el madrileño grupo escolar “Concepción Arenal”, en una de sus aulas, junto con “La piconera”, escultura del personaje de José María Pemán, de la obra “Cuando las Cortes de Cádiz”. Después de 32 años, quienes sobrevivieron a aquella iniciativa le rindieron el esperado homenaje: D. Valentín Fernández Cuevas, secretario de la Comisión Organizadora; el alcalde de San Lorenzo del Escorial, a la sazón, D. Raimundo F. Santos Benito; el Inspector Central de Magisterio. D. Antonio Gil Alberdi; la actriz Concha Torres; D. Guillermo Fernández Shaw; D. Antonio Navarro Sanjurjo, en representación del Ayuntamiento madrileño, y D. Manuel Dicenta. Quien dejó estas palabras en la popular plaza: “Nada sale tan cabal como lo que se siente”. Pese e las tres décadas de espera. Traslado a Galapagar, donde Rafael Duyós, ante la tumba del nobel dejó unas flores y unos versos oportunos. Y como sería de recibo, representación de la obra en el paraninfo del Real Colegio Alfonso XII, de San Lorenzo del Escorial, interpretada por: María Bru, Manuel Dicenta, Natalia Figueroa, Sergio Mendizábal, y María Victoria de los Santos –Acebo, dando vida a los personajes, junto con otros actores. Y como no podría ser de otra manera, de regreso a Madrid, el corresponsal del diario ABC, J.L. Martínez Redondo, rememoraría a su paso por Galapagar la finca “El Torreón”, donde moraría y escribiría don Jacinto Benavente.