Moralzarzal

Tres educadoras de la Casita de Niños de Moralzarzal fueron despedidas el pasado día 5

El alcalde y la edil de Educación afirmaron que las docentes mantendrían su puesto de trabajo

El Faro | Jueves 08 de septiembre de 2016

La adjudicación del centro infantil ‘Casita de los Niños’ a la empresa AMMA de Alpedrete, sorprendió primero e indignó más tarde, a los padres de los pequeños escolarizados en este centro, dependiente del Ayuntamiento de Moralzarzal cuyo coste sufraga en un 75 por ciento la Comunidad de Madrid.

Tras filtrarse la noticia de que esta escuela, dirigida en los doce últimos años por la empresa Caballo Trotón, había salido a concurso público y que se le había adjudicado a la empresa AMMA Educación Integral, con domicilio social en Alpedrete, el 28 de julio pasado, ante la preocupación mostrada por los padres de los alumnos (cuyas edades oscilan entre uno y tres años), estos solicitaron una reunión con la responsable de Educación en este Ayuntamiento, a fin de conocer que iba a pasar a partir de ahora y, sobre todo, si iban a ser las mismas educadoras las que iban a continuar realizando las labores docentes. A esta reunión acudió tanto el alcalde, Rodríguez Osuna como la responsable del área de Educación, Gema Duque, que intentaron calmarlos afirmando que lo único que iba a cambiar en este curso era la empresa gestora de la ‘Casita de Niños’, “pero el equipo docente actual, aseguraron ambos políticos, “continuará ejerciendo su labor, pues la adjudicataria está obligada a subrogar a todos los trabajadores”. Y Gema Duque, añadió: “estoy segura que los profesores en un 90 por ciento, por no decir en el cien por cien, estarán en septiembre impartiendo clases en este centro”.

Pues bien, el pasado 5 de septiembre, según ha podido saber El Faro del Guadarrama, se supo que tres de las cinco profesoras de Caballo Tritón, recibieron la carta de despido sin explicación alguna, lo que provocó de nuevo la indignación de muchos padres que se sintieron engañados por sus representantes políticos, pues a apenas unas horas antes de dar comienzo las clases, ni siquiera sabían quiénes iban a encargarse de la educación de sus hijos matriculados aquí en la confianza de que seguirían en manos de las mismas profesoras.

Las mentiras Gema Duque
Previamente, la responsable de la Concejalía de Educación de Moralzarzal, viendo lo que se le venía encima y a fin intentar aplacar a los padres de los niños matriculados en la ‘Casita de Niños’, envió el siguiente mensaje a una de las afectadas: “Carolina, las ‘profes’ estarán en el 90 por ciento de los casos en septiembre en La Casita porque la empresa que gana el concurso tiene la obligación de subrogar a los trabajadores, como recoge el punto 16 del Convenio de Educación Infantil. Por tanto, o las cogen o tienen que indemnizarlas, cosa extraña si tienes en cuenta que llevan doce años en este centro y por tanto, ese despido sería inasumible para la nueva empresa adjudicataria. El hecho de que se haya generado tanto ruido -añadía la edil-, está totalmente injustificado (¿?), de ahí este mensaje de calma y tranquilidad. Vamos a tener el mejor proyecto y con las mejores profesionales, y dentro de cuatro años la Casita volverá a salir a concurso con normalidad y transparencia, como ha sido ahora”.

Parece que esta última afirmación no concuerda precisamente con el informe realizado al respecto por el secretario municipal sobre dicha adjudicación, al hacer constar en su informe ‘la falta de motivación de la puntuación de una parte del proceso en cuestión, que también ha sido denunciado por el grupo municipal popular, por doblar AMMA Educación Integral a Caballo Tritón en el punto relacionado con al proyecto centro (39 por 17) mientras en el segundo capítulo referente a mejoras, se produjo un empate técnico (22,78 por 22,70). Y es que, mientras la primera empresa llevaba ya doce años gestionando el centro a satisfacción de los padres de los niños, la segunda, de nueva creación con un capital social de 3.500 euros, ha hecho promesas, de ahí que la valoración final se pueda considerar un tanto subjetiva.