El interés de Jesús Gil al aceptar la presidencia del club serrano no era el baloncesto sino los negocios inmobiliarios
El Faro | Miércoles 31 de agosto de 2016
Ayer terminábamos diciendo que “Gil estaba dispuesto a que su llegada al club de la Sierra fuera lo más mediática posible”. Y eso se pudo comprobar de inmediato: además del fichaje de García Coll, canterano madridista que había jugado muchos años en Estudiantes y Real Madrid, el presidente atlético contrató a dos americanos cuya misión era acaparar el juego ofensivo del equipo. Se trataba de Sheton Jones y Walter Berry. Especialmente destacado resultó este último, un gran anotador que dejó en un solo año un impactante registro anotador en la ACB. Como entrenador Gil sustituyó a Pablo Casado por Clifford Luyk, una decisión más que sorprendente por tratarse de una leyenda del madridismo y que carecía de experiencia como entrenador.
Jesús Gil, que había sido ya nombrado por los socios del C.B. Collado Villalba presidente de esta entidad, ahora denominada ‘Atlético de Madrid-Villalba’, formó una junta directiva integrada por 13 miembros, cinco de ellos nombrados por el propio Gil; otros tantos asambleístas voluntarios y los tres restantes, procedentes de la directiva saliente, a fin de dar legitimidad a los nuevos fichajes. Pero Gil no solo tomó decisiones respecto a la plantilla, sino que decidió un importante aumento en el precio de las entradas al pabellón, algo que no sentó nada bien a los aficionados locales, más reticentes a la hora de acudir a apoyar a su equipo.
Como era de imaginar los momentos más esperados en esta nueva etapa fueron los derbis contra el Real Madrid. El primero se disputó en Collado Villalba el 7 de octubre de 1990 (cuarta jornada), contando con la presencia del flamante presidente en el palco del Municipal villalbino. Gran exhibición de Walter Berry, una pesadilla para la defensa blanca incapaz de frenar a un jugador casi infalible en el tiro y que acabó el partido con ¡¡54 puntos!! en su casillero, un registro que a día de hoy parece fuera del alcance de cualquier jugador en el baloncesto europeo. Sin embargo esto no fue suficiente para ganar el partido que, previa prórroga, terminó decantándose a favor del cuadro madridista por 99-107. Los malos resultados posteriores provocaron el cese (novena jornada) de Luyk, que sería sustituido por Tim Shea. Además, Shelton Jones, que bajó su rendimiento a medida que avanzaba la temporada, fue sustituido por Howard Wright. El equipo con estos cambios enderezó el rumbo y acabó instalado en los puestos de playoff.
En la segunda vuelta la visita del cuadro serrano al Palacio de los Deportes de Madrid, al margen de la foto de Gil junto a Ramón Mendoza en el palco, el partido fue de claro color blanco que aplastó a los villalbinos con un contundente 98-69. Pese a esta humillante derrota, la marcha del equipo era brillante, la mejor de la corta historia del club, pero aún así la gestión del presidente Gil no creaba adhesión en la localidad serrana. El equipo terminaría disputando los playoff por el título, batiendo con facilidad, en dos partidos, al Valvi Girona en octavos de final y siendo eliminado en cuartos por un potente Juventud que acabaría proclamándose campeón de Liga. El Club Atlético Madrid-Villalba finalizó al temporada en octava posición, lo que permitiría jugar el próximo año la Copa Korac.
La marcha de Gil puso el final
Pronto los villalbinos descubrieron, entre ellos el alcalde Carlos J. López, hasta entonces muy amigo del presidente rojiblanco, que el verdadero interés de Jesús Gil no era el baloncesto, sino las operaciones inmobiliarias con las que Gil pretendía convertir esta localidad en un nuevo Ángeles de San Rafael. Las sucesivas negativas del Ayuntamiento a secundar dichos planes (entre ellos había uno que contemplaba cubrir el río y construir pisos sobre el mismo), llevaron al presidente atlético a proponer el traslado del equipo villalbino a Marbella, donde precisamente Gil acababa de ser elegido alcalde. El intento lo frustró la ACB que dejó claro que la plaza en ACB le correspondía a Collado Villalba. Al no obtener lo que quería y tras emprender una campaña de desprestigio contra las autoridades y los medios de comunicación locales y hasta contra los que habían sido compañeros de junta directiva, Gil se cansó del costoso ‘juguete’ y lo dejó tirado.
El club recuperaba así la denominación de C.B. Collado Villalba pero se quedaba de nuevo desamparado y en una situación económica muy delicada. Aún así el club siguió adelante en la temporada 1991/92. Pablo Casado volvió a hacerse con la dirección de la plantilla que mantenía a duras penas el bloque nacional, pero hubo de renovar la pareja de americanos debido a que Berry y Howard apuntaban económicamente mucho más alto de lo que les ofrecía el club serrano. Henry Turner y Joseph Jay Wylies (que sería sustituido posteriormente por Mark Landsbeger) , ocuparían sus puestos. El debut en competiciones europeas un lastre más que un premio debido al asfixiante estado en el que se encontraba la tesorería del club. Tras superar en la primera eliminatoria de la Copa Korac al endeble BC Trane Casturs Bdaine (Bélgica), el quipo serrano caería en la siguiente ronda ante el Iraklis griego.
En la ACB las cosas tampoco iban mejor. Desde el inicio de la temporada los villalbinos se hundieron en la cola de la clasificación. Pocas alegrías se pudieron llevar este año los aficionados que seguían acudiendo al Pabellón municipal. Pero eso sí, hubo una y además sonada, fue la de Henry Tarner en el partido frente al Barcelona, al que el solito derrotó al anotar 54 puntos en la única victoria lograda por el cuadro local en su historia ante los azulgranas. Tarner igualaba así la gesta de Walter Berry en la campaña anterior, pero sin disputar ninguna prórroga como sucedió con su predecesor ante el Real Madrid. Los villalbinos también le pusieron las cosas difíciles en el Palacio de los Deportes de la capital a un Real Madrid rocoso que venía de vencer al PAOK de Salónica en la final de la Recopa de Europa. Sin embargo el equipo serrano acabó último en la liga regular lo que le abocaba a disputar el playoff de descenso.
Sacando fuerzas de flaqueza y con el agua al cuello, los villalbinos llevaron hasta el límite al Unicaja Málaga que no decidió la eliminatoria hasta disputar un agónico partido en la Ciudad Jardín andaluza. Pero al Collado Villalba aún le quedaba otra oportunidad ante Gran Canaria. Fue otra eliminatoria dramática que también se resolvería en un quinto partido a disputar en Las Palmas, aunque con mucha más suerte para el cuadro de la Sierra que vencía al Gran Canaria por 68-79, salvando así la categoría contra todo pronóstico.
Sin embargo el esfuerzo en la cancha no sirvió de nada. Acuciado por los problema económicos, el C.B. Collado Villalba tras una década inolvidable, no pudo resistir más y acabó desapareciendo a final de esta temporada, finalizando así su andadura por la élite del baloncesto nacional. Lejos quedan ya los días en los que los grandes del básquet viajaban hasta la Sierra madrileña para batirse el cobre en la cancha del pabellón municipal villalbino.