El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El pasado jueves, 19 de abril, el ganadero de Galapagar Victorino Martín cosechó un éxito muy importante en la plaza de toros de Sevilla, que no sólo pasará a la historia de la propia Real Maestranza, sino a los anales del toreo. Esa tarde, el ganadero serrano lidió al toro “Borgoñés”, un animal de una bravura espectacular que recibió con todo merecimiento el honor de la vuelta al ruedo en el arrastre en una plaza tan complicada como la de la ciudad hispalense, que no suele volcarse especialmente con los ganaderos que no son de la tierra. El toro humilló una barbaridad, tuvo gran temple por el pitón izquierdo y una bravura encastada, mientras que por el derecho, como todo animal bravo, no fue nada fácil. “El Cid” le entendió de una forma extraordinaria, cuajando al astado, consiguiendo que no se le subiera a las barbas y dibujando al natural pasajes de una de una profundidad sublime. Le cortó las dos orejas y sumó otra más en su otro oponente, en una labor de mérito a un animal encastado y de gran fondo.