Historia de la Sierra

El ferrocarril de la piedra Villalba-El Berrocal

Fue inaugurado el 31 de mayo de 1883 y fue cerrado oficialmente el 6 de julio de 1956

El Faro | Viernes 05 de agosto de 2016
Este ferrocarril era el fruto de una concesión de muy altas pretensiones: calar la Sierra del Guadarrama por un largo túnel y llegar a Segovia por un tramo mucho más directo que el que se estaba construyendo bajo el Alto del León. Finalmente el proyecto no prosperó y la concesión perdida fue rescatada por la todopoderosa compañía del Norte con un fin muy particular: proveerse de piedra para el balasto de sus vías en construcción. Al mismo tiempo, al asumir la concesión se evitaba una indeseable competencia con la línea construida hacia el mismo destino, pero vía Cercedilla.

Pero los antecedentes de esta línea férrea nacen con la solicitud realizada por Linneo Ferraillón, presentada el 13 de junio de 1861 y resuelta favorablemente a través del R.O. de 14 de junio del mismo año, y en la que se especificaba el plazo de seis meses para redactar sus estudios. La segunda solicitud de concesión fue presentada por Marcelo Martínez y Fernández el 6 de septiembre de 1875 y contemplaba un ferrocarril de ancho normal desde Villalba a las canteras de El Berrocal. Este ferrocarril se concebía como el primer paso a otro más avaricioso entre Villalba-la Granja-Segovia. El 16 de diciembre de 1875 el estudio pasó a la Junta Consultora de Caminos, que el 17 de marzo de 1876, dice que se consulte a Norte la idoneidad de su enlace en Villalba con su línea Madrid-Hendaya. Ante tal eventualidad la propia Consultiva de Caminos, señalaba prescripciones al proyecto, dando un año de plazo para subsanarlas. Al final no se llevaría a efecto por dificultades económicas, siendo transferido el mismo a José Muñoz y Gavira, Vizconde de San Javier y Conde de Fabreguer, quien obtendría la aprobación del proyecto el 11 de abril de 1876 y su concesión a perpetuidad el 20 de abril del mismo año. El 14 de marzo de 1880 fue concedida la variación del ancho de vía y una prórroga para iniciar su construcción.

Se inaugura en el año 1883
Y así llegamos hasta la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España quien adquirió la concesión el 24 de mayo de 1881 por 12.500 pesetas. Una vez recibida la autorización de transferencia de la titularidad (R.O de 25 de junio de 1881) el Comité del País del Norte autoriza los trabajos a Francisco Bellve por 14.000 reales y la apertura de un crédito de dos millones de reales para la ejecución de la línea. Las transferencias de titularidad quedaron reflejadas en escritura pública el 24 de mayo de 1881, ante el notario de Madrid ,José García Lastra.

De esta manera tan peculiar, en el año 1883 Norte inauguró los 11 kilómetros de un ferrocarril de servicio particular que unió la estación de ferrocarril de Villalba de Guadarrama con un cargadero de piedra situado en la zona del Berrocal, cerca de la localidad de Becerril de la Sierra. Este ferrocarril, construido con el extrañísimo ancho de 80 centímetros, transportaba granito que después era utilizado para formar el balasto en las vías del Norte, y en sus primeros tiempos, también para el adoquinado de las calles de Madrid.

Uno o dos trenes diarios subían y bajaban por esta vía que no tenía estaciones intermedias y que, en su terminal de El Berrocal, además del edificio de la estación, solo tenía un precario muelle donde las carretas descargaban la piedra procedente de las canteras de los alrededores. Renfe, heredera de las vías del Norte, recibió en 1941 este ferrocarril y lo explotó en las mismas condiciones que su antecesora: con sus dos locomotoras de vapor, vía arriba y vía abajo, acarreando vagones-plataformas cargados de piedra. Su andadura se extinguió de forma tan anodina como su existencia, cuando el por entonces alcalde de Collado Villalba, Antonio Vacas Rodríguez viendo los problemas que este generaba para la expansión de este municipio solicitó formalmente su cierre a mediados del año 1954 y dos años después (BOE, 6 de julio de 1956), apareció el decreto por el que se autorizaba al desmantelamiento de esta línea de ferrocarril. Al poco sus vías y material móvil se perdieron; sólo quedó el puente metálico que estuvo durante todos esos años adosado al de piedra de la calle Real y que, ahora, es utilizado como pasarela peatonal para cruzar el río Guadarrama entre la zona de El Pontón y la Plaza de Los Belgas. El resto del trazado resultaría ahora muy difícil de reconocer entre los prados y urbanizaciones que se abren al norte de Collado Villalba.