Seguimos siendo iguales

Hace una semana, tras la emisión en La 2 del programa Versión Original, pude apreciar la diferencia existente entre la España de la década de los años 50/60 con Suiza, uno de los países donde por entonces trabajaban muchos emigrantes españoles. Mientras en nuestro país reinaba la crisis, las carencias de todo tipo, el robo, la suciedad, la ignorancia, etc., en Suiza destacaba el respeto, la educación, la dignidad y el saber vivir, entre otros.

50 años después, España, a pesar de estar integrada en la Unión Europea y en el primer mundo (octava economía mundial), sigue siendo un Estado de pícaros donde a la verdad no se le reconoce el calor capital que trae consigo, la tomadura de pelo es constante y la especulación y corrupción está al cabo de la calle.

Aunque la miseria y sus consecuencias de la España de los 50/60 han desaparecido en su mayor parte, existen detalles de ella de hondo calado, entre ellos el arraigado de hacer o intentar hacer de la falsedad, media verdad, algo que asumimos con cierta facilidad; pero lo malo es que ni nos damos cuenta de ello ni hacemos nada por cambiarlo. En concreto: algo hemos avanzado, pero seguimos siendo iguales.