Cartas al Director

Derechos del consumidor

ENRIQUE - Collado Villalba

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Días atrás nuestros legisladores nos obsequiaban con una ley de defensa del consumidor en la que todos nosotros, en calidad de clientes, somos beneficiarios de una serie de medidas que nos protegen frente a tentaciones de prácticas un tanto abusivas por parte de las empresas.

Gracias a esta ley, las operadoras telefónicas han de ajustar su facturación a los tiempos efectivamente consumidos y los aparcamientos deberán cobrarnos los minutos de estancia de nuestro coche y ni un minuto más. Sin embargo, cuando el prestador del servicio de aparcamiento no es una empresa, sino un Ayuntamiento, la ley no es la misma. Y en el aparcamiento en la calle pagamos por fracciones superiores al minuto, mientras que en los aparcamientos privados esta práctica está prohibida. Es sorprendente ver cómo un consumidor está protegido por la ley pero sólo frente a algunos prestadores de servicios, no a todos.

Otro de los derechos que nos asiste es el tener una publicidad veraz. Valga como ejemplo uno que nos repiten siempre antes del verano: los precios de las vacaciones. Y nos responden que guardemos los folletos publicitarios, porque las condiciones, las fotos y, en definitiva, todo lo que sale en el folleto forma parte del contrato y no nos pueden dar nada distinto a lo allí mostrado ni en precio, calidad, ni ningún otro detalle. Pues aquí nos ocurre lo mismo. Al pasar de la condición de consumidor a la de simple ciudadano, perdemos el derecho de que nos ofrezcan los servicios en los plazos y precios que nos han publicitado. Recuerdo un folleto que nos enviaron a casa, publicitando el túnel y aparcamiento de Honorio Lozano / Batalla de Bailén, con unas condiciones que no son las que hemos recibido.

Ojalá llegue el día en que los ciudadanos podamos recibir de las instituciones públicas las mínimas garantías que éstas exigen a los demás.