Collado Villalba

¡Ahí va el sol de ‘La Malvaloca’!

Historias de Collado Villalba

Doña Milagros era una ‘madame’ de vida licenciosa que mandó construir este palacete en Collado Villalba, para pasar en él largas temporadas. Tras 88 años de azarosa vida, murió en el anonimato Pilar Moreno

El Faro | Lunes 20 de junio de 2016

Sobre el enfrentamiento político habido últimamente en nuestra ciudad, protagonizado por los grupos municipales del PP y PSOE en el Ayuntamiento de Collado Villalba y relacionado con el presunto abandono en el que podría encontrarse el palacete, conocido como ‘La Malvaloca’, de propiedad municipal y que fue construido a principios de siglo pasado en una finca situada entre la Antigua Carretera de La Coruña y la calle Batalla de Bailén, les dábamos ayer cumplida información. Hoy, Pilar Moreno, nos describe en un artículo, con mucho más detalle, la historia de esa casa de reposo o prostíbulo de lujo, incógnita aún sin despejar, tal como les mostramos a continuación:
“Corría el año 1910 cuando Doña Milagros Moreno Domínguez, adquiere un terreno en el centro de Collado Villalba. Dicha señora decide construir una casa para su descanso, ya que en la capital llevaba una vida muy ajetreada y licenciosa, al regentar varios prostíbulos. Doña Milagros, que gozaba de los favores de la corte y con excelentes influencias, decide venir a esta ciudad y aposentarse en la finca que había adquirido y a la que puso como nombre ‘Malvaloca’; no se sabe si este tiene relación directa con la obra de los hermanos Álvarez Quintero, fechada en el año 1.912. El personaje central, bien podría estar basado en la señora Moreno.

Esta finca estaba acorde con la época, un pequeño palacete y grandes jardines por los que la citada acostumbraba a pasear. Gozaba tomando el sol de primavera ya que en la capital su vida transcurría en la oscuridad de la noche. No se sabe si en esta su residencia de recreo, practicaría el oficio de madame, como venía haciendo desde hacía tantos años en Madrid; lo que sí se puede decir es que pasaba largas temporadas en esta ciudad.

Tras 88 años de azarosa vida, doña Milagros murió prácticamente en el anonimato y sus restos descansan en el cementerio del Parque de La Coruña de Collado Villalba. Hace más de diez años el ayuntamiento adquirió dicha finca donde estuvo proyectado construir un teatro para goce y disfrute de los villalbinos. Este proyecto ha debido aplazarse debido a la crisis que este país arrastra y sabe Dios cuando podrá realizarse.
¿Un prostíbulo de alto standing?
‘La Malvaloca’ es un terreno ubicado en el mismo centro de Villalba-Estación, con muy buenos accesos, tanto por la Antigua Carretera de La Coruña, hoy Avenida de Juan Carlos I, como por la calle Batalla de Bailén. Últimamente se le está dando uso para festejos taurinos, circenses, ferias diversas, etc.

en la explanada que contiene su recinto, deliciosa para disfrutar de los buenos días de sol con nuestros hijos o nietos, en pleno casco urbano y sin ningún peligro para las criaturas. Si fuera un ‘lupanar’, en aquellas fechas, debió ser de alto standing como ahora se estila decir. Los prostíbulos que por entonces debía haber a lo largo de esta comarca, supongo yo que serían pequeñas casas, con algunos cuartos dedicados a tal fin, en los que además de un catre, a lo sumo habría una jofaina, una jarra y una toalla o trapo, para secar las ‘partes principales del negocio’, después de haber sido usadas por un cliente antes de dar paso a otro. En esa época, era muy corrientes adquirir en esos lugares enfermedades como la sífilis. A estos espacios acudían los hombres a gozar de los placeres que las señoritas ‘putas’ solían proporcionarles ya que, supongo, en sus casas no eran capaces de obtenerlos pues sus esposas no debían saber de aquellas artes.

Por otro lado lo que sí ocurría con frecuencia es que a esas mismas mujeres, sus maridos ‘las obsequiaban’ contagiándoles una de esas enfermedades adquiridas en esas casas de lenocinio.

Lo que también sucedía con asiduidad, es que cuando a doña Milagros se la veía pasear por las calles de Collado Villalba, sus vecinos se volvían a mirarla con deseo y siempre decían lo mismo: “Ahí va el sol de La Malvaloca”