Guadarrama

Agua, Salud y Sociedad en Guadarrama (1890-1936)

Los veranos de la Sierra (I)

En 1861 se inauguró el ferrocarril Madrid-El Escorial, que pasaba por ‘Villalba de Guadarrama’

El Faro | Martes 07 de junio de 2016
Bajo el título “Los Veranos de la Sierra”, les ofrecemos hoy el primer reportaje de una serie con la que pretendemos rememorar los acontecimientos más importantes vividos durante muchas temporadas estivales en nuestra comarca, concretamente desde finales del siglo XIX, tras la inauguración del ferrocarril Madrid-El Escorial (año 1.861) hasta nuestros días. Con “Agua, Salud y Sociedad en Guadarrama”, (Revista UNED-Miguel A.Soto Caba), se puede apreciar claramente el fenómeno del, por entonces, llamado ‘balnearismo’ y, también, del incipiente desarrollo protagonizado por las, por entonces, denominadas colonias veraniegas en la Sierra del Guadarrama

“La explotación y uso medicinal de los manantiales de la localidad de Guadarrama se desarrolló durante el primer tercio del siglo XX, cuando en esta localidad se construyeron balnearios, colonias y centros de salud, en un contexto de cambios de la organización del sistema de salud e implantación de las ideas defendidas por médicos higienistas y del movimiento regeneracionista. En torno al manantial de La Porqueriza se construyó una colonia veraniega, formada principalmente por miembros de la burguesía madrileña, con modos de vida saludables que apreciaban las propiedades medicinales del agua, el aire, el paisaje de la Sierra del Guadarrama, en contraposición de los problemas sanitarios de la urbe madrileña.

En el primer tercio del siglo XX, en un momento en el que la insalubridad y la tuberculosis afectaban de manera importante a la salud de los madrileños, en la localidad de Guadarrama, situada a los pies del Puerto del León, se construyó un centro-balneario y una villa de reposo para los sectores más acomodados de la capital.

La salubridad se convirtió en estas décadas en el espejo donde se miraban los madrileños y la prensa exaltó la virtud y milagros del aire y los paisajes de la Sierra de Madrid. Este fenómeno determinó la creación, durante este periodo, de sanatorios, colonias, residencias, preventorios. Y, paralelamente, empezó a desarrollarse un fenómeno con una gran capacidad transformadora del paisaje: el veraneo, creador de núcleos estables de viviendas temporales para pasar los fines de semana y los veraneos huyendo de los rigores del caluroso verano de la capital.

Si el ferrocarril tuvo una incidencia clave en el desarrollo del ‘balnearismo’ en España, también lo tuvo en el desarrollo de las colonias veraniegas en la provincia de Madrid. El caso de las localidades serranas del Noroeste de la provincia, como Guadarrama, el ferrocarril se convertiría en el medio de transporte sin otro posible competidor para excursionistas, deportistas, agüistas y veraneantes.

En el año 1861 se inauguró el ferrocarril Madrid-El Escorial, pasando por ‘Villalba de Guadarrama’. estos dos pueblos se convertirían por tanto en una referencia importante para los municipios del entorno, tanto para el transporte de viajeros como de mercancías. ‘Blanco y Negro’ en su edición de 20/07/90 decía: “Villalba es el portal de la Sierra y el punto de veraneo de los gobernadores civiles madrileños. Al lado de la estación villalbina se ha construido una pequeña colonia muy concurrida en verano y varias lindas villas con jardines”
Por su parte Guadarrama vivió el ‘balnearismo’ propio de la Bella Époque con gustos refinados donde la búsqueda de la salud se alternaba con tertulias, paseos y nuevos deportes. Los ‘agüistas´ tomaban las aguas minero-medicinales, recomendadas por los médicos para algunas dolencias y gozaban del aire y del paisaje de Guadarrama, alentados por las corrientes higienistas que alababan las virtudes de la vida en la naturaleza. Con la Colonia del Dr. Rubio y el Hotel Balneario de la Alameda, Guadarrama se incorporó a la moda de pasar el veraneo en centros de salud en un momento histórico que constituyó la segunda edad del oro del ‘balnearismo’ en España. La mayor parte del patrimonio edificado por entonces sería destruido durante la guerra civil, aunque la tradición de esta localidad como centro de salud prosiguió durante muchos años.