El Faro | Domingo 05 de junio de 2016
“Aunque se oigan comentarios para todos los gustos, lo cierto es que la mayoría de los vecinos de Moralzarzal no están de acuerdo en que aquí se levante un Centro Cultural islámico, cuyo objetivo, a decir de sus promotores, se centra en divulga la enseñanza de la cultura islámica en el munipio, celebrar ceremonias y eventos religiosos y en promulgar su religión” indica uno de los vecinos que se ha puesto en contacto con este medio para señalar sus objeciones con la apertura de un Centro Islámico en Moralzarzal, y no es el único.
Los más preocupados por esta actividad que cuenta con las licencias pertinentes concedidas por el Ejecutivo presidido por Rodríguez Osuna (Vecinos por Moralzarzal, IU y PSOE), son los que residen en la urbanización situada junto a la futuras instalaciones musulmanas, quienes han confesado que no les parece que este sea el mejor lugar para ello. Algunos ya han anunciado su intención de cambiar de residencia.
La Asociación ‘Tolerancia y Convivencia’, protagonista de esta situación, está registrada en el Ministerio del Interior y tiene en regla la documentación necesaria para acometer las obras pertinentes. Hassan Bougarchoutt, presidente de dicha asociación, se ha mostrado dispuesto a hablar con aquellos que quieran saber más de este asunto. “No vamos a hacer nada que no sea legal. Aquí todo se ve”, asegura. Por su parte, Susana Villarreal, responsable del área de Urbanismos del Ayuntamiento de Moralzarzal ha asegurado que este centro no ha recibido ninguna subvención municipal, añadiendo que les parece muy injusto los comentarios que hay por la calle. “Se les ha tratado como a todo el mundo, son gente que, en algunos casos, llevan más de 20 años viviendo aquí y algunos, incluso, tienen la nacionalidad española. Se les ha concedido la licencia de obra y actividad como lo haríamos con otro vecino cualquiera”.
Entre las actividades del nuevo centro, según manifestó Ali El Mourabit, destacan los talleres de cocina, las charlas, las ceremonias religiosas y el apoyo a los escolares inmigrantes que lo necesiten. “Nosotros hablamos en casa el árabe, también el dialecto rifeño, por eso intentaremos ayudar a nuestros hijos para que no tengan tantas dificultades con la gramática española”