Toros

Una temporada más, el diestro Iván Vicente dejó su impronta

Iván ha vuelto a dejar su buen sentido del toreo, pero con el asentamiento que da la madurez
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
El matador de toros serrano Iván Vicente ha vuelto ha dejar una temporada más el sello de su regusto y de sus excelentes cualidades, aunque diversos contratiempos han limitado el final de campaña. “Ha sido una temporada importante, aunque un poco rara. Me quede fuera de San Isidro, toreé varias corridas por la zona y justo cuando se me estaban abriendo puertas en plazas de importancia un toro me pegó una cornada el 26 de agosto en la plaza de San Sebastián de los Reyes y a partir de ahí ha sido todo un poco a remolque. Reaparecí precipitadamente y la temporada no terminó como hubiera deseado”.

Iván no quiso ir a Madrid en San Isidro, ya que la corrida que le ofrecieron no era de su gusto. “Lo ví en su momento y lo sigo viendo así. Es quemar un cartucho innecesario". Sí estuvo presente nada más acabar la feria con la corrida de Sepúlveda, “que sólo valió para pegarme una cornada en el brazo. Luego vine el 15 de agosto y esa corrida sí tuvo su importancia; un cartel bonito y la afición creo que me esperaba con ganas y se vieron cosas importantes. Dio una vuelta al ruedo tras petición. “El toro duró lo justo, dejé detalles, dí la vuelta al ruedo y posiblemente hubiera podido cortar una oreja”, apunta el torero.

Poco antes de esa corrida, el buen diestro serrano rompe con el que hasta entonces había sido su apoderado, Víctor López Caparrós. “La cosa venía arrastrándose desde el comienzo de la temporada, y en junio decidimos cada uno seguir nuestro camino conservando la amistad”.

Aunque parezca un contrasentido, es ahí donde Iván comienza una progresión hacia arriba muy importante. Soto, Miraflores... “La verdad es que este año he toreado toros muy a gusto. Uno se va cuajando como persona y torero y se nota. Ahí si tuve una racha muy buena y corté muchas orejas”.

Después de esos triunfos consigue meter la cabeza en ferias de la importancia de Palencia, San Sebastián de los Reyes o Colmenar Viejo. La temporada asciende. “Esas ferias tienen su importancia y ahí un torero puntúa. Desgraciadamente la primera puerta que se me abre es San Sebastián, corté una oreja y un toro me pega la cornada que antes decía y que me frena en seco”, afirma resignado el diestro.

La rabia debe ser indescriptible. Iván delante de la grabadora meses después se muestra tranquilo, aunque de su mirada salga un gesto pensativo y reflexivo. “Me operaron tres veces en 14 días. Y da rabia por muchas cosas, todos nos equivocamos, pero... En la plaza, en teoría, me operan de una cornada limpia sin importancia. Me operan por segunda vez y me descubren una nueva trayectoria. Aquello seguía mal y a la tercera intervención lo hace el doctor Villamor y descubre que el músculo sartorius esta rotó. Villamor me puso a andar, y nunca mejor dicho”, señala resignado.

Su reaparición llega“por amor propio y por superar una prueba a mí mismo”. En estos momentos el torero de Soto está casi al 100 por 100, aunque indica que comenzará “ejercicios de rehabilitación en breve” para así poner la máquina en condiciones de cara al 2006.

En este invierno habrá sorpresas, ya que el torero tendrá nuevo apoderado. “De momento no puedo decir nada, pero me gustaría un apoderado que luche por mis intereses y que me ponga en cuatro o cinco sitios clave y que yo pueda responder. Pero sobre todo, que sea una persona cercana”, apunta el de Soto. Para terminar, la ilusión para la próxima temporada sería “cuatro o cinco cartuchos en plazas importantes, aprovecharlos, romper y no tener que jugarme cada año todo a una carta”. Mucha Suerte.