Moralzarzal

Moralzarzal: Los Praderones, Las Hachazuelas y el campo de golf, proyectos salpicados de una gran polémica

Desmadres urbanísticos en la Sierra (III)

El Faro | Lunes 11 de abril de 2016
A escasos 50 kilómetros de Madrid, tras desviarse de la A-6 en Collado Villalba y tomar la M.608, se accede a Moralzarzal, uno de los municipios de la Sierra de Madrid con mayor crecimiento demográfico en estos últimos 20 años. Desde finales del pasado siglo (en 1981 su censo de población apenas llegaba a los 1.600 habitantes y hoy supera los 12.000), gracias a unas buenas infraestructuras (colegios, comercios, instalaciones deportivas y culturales, y lo que aún es más importante, con magnificas comunicaciones por carretera (a horas punta hay autobuses cada diez minutos a la capital), y un crecimiento urbanístico bastante ‘civilizado’, basado en urbanizaciones en las que destacan las viviendas unifamiliares. Todo esto se ha producido entre los años 1995 y 2015, periodo durante el cual el Partido Popular ha gobernando el Ayuntamiento con mayoría absoluta; incluso, en las elecciones celebradas en mayo último, los populares fueron la lista más votada (7 concejales), aunque no pudieran formar gobierno por el ‘cordón sanitario’ impuesto por Vecinos por Moralzarzal Participa (5 ediles), Moralzarzal en Común (3) y PSOE (2), una coalición que a tenor de los últimos acontecimientos parece que empieza a resquebrajarse.


Pero al margen de otros muchos ‘lunares’ habidos durante la larga gestión presidencialista de José María Moreno Martín, hoy nos vamos a centrar en los tres proyectos urbanísticos ‘estrella’ protagonizados por el ya ex alcalde y que, además de generar una gran polémica, fueron protagonistas de muchos titulares en la prensa madrileña, algo sin duda que le terminó pasando factura política al regidor serrano. Y estos no son otros que Los Praderones, el Campo de Golf ‘rústico’ de la Dehesa y Las Hachazuelas.

2.700 viviendas a pie de Sierra
A principios del presente siglo y ya con la burbuja inmobiliaria en plena recesión, el Ejecutivo local presenta un macro-proyecto urbanístico que se sustentaba en la recalificación de la finca conocida por Los Praderones, ubicada al norte de la M-607 e incluida en plena transición del Plan de Ordenación de Recursos Naturales del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama (PORN), con una superficie de un millón de metros cuadrados, situada a ocho kilómetros del casco urbano y en la que se pretendía construir 2.700 viviendas (1.549 protegidas), más equipamientos e infraestructuras (avenidas, colegios, estación de autobuses, zonas verdes, etc...)
Tras el primer no del Ejecutivo madrileño, por entonces presidido por Alberto Ruiz Gallardón, a la propuesta realizada por el Ayuntamiento de Moralzarzal, éste lo volvió a intentar en dos ocasiones más, incluso cuando ya esta finca estaba declarada como suelo no urbanizable y de especial protección. Para ello se bajó el número de viviendas a 1.600 (500 de ellas protegidas), propuesta que tampoco fue aceptada por los responsables del área de urbanismo regional al entender que “no había lugar a revisar un planeamiento que se había aprobado un año antes, y que estaba sin desarrollar”. La respuesta por parte del alcalde no se hizo esperar. Dijo que “Los Praderones tienen que ponerse en marcha; me hago responsable de ello y de tomar las medidas necesarias para que así sea. Hay que sacar esto adelante porque ya llevamos esperando cinco años y tanto los jóvenes como los vecinos de Moralzarzal tienen derecho a esas viviendas”.

Ya, por entonces, había rumores para todos los gustos. Desde que Plarquin, la empresa coparticipada por el arquitecto y después, director general de Urbanismo de la Comunidad de Madrid, Enrique Porto Rey, estaba detrás de este asunto, hasta que la mercantil denominada “Esta vez sí”, operativa desde el año 2006, en plena fase de exposición pública del nuevo avance del PGOU, podría tener un ‘interés especial’ para sacar adelante esta promoción urbanística tras hacerse público que a dicha empresa estaban vinculados el propio alcalde y el concejal por entonces de Vivienda Joven, Aurelio González, tras aparecer en el registro como propietaria de la misma la esposa del alcalde y que su hija figurase como apoderada.

Entre dimes y diretes fue pasando el tiempo hasta que en marzo de 2013, concretamente el día 23, el alcalde moralzarceño decidía recuperar el proyecto de recalificación de Los Praderones, eso sí, rebajando mucho más sus pretensiones. Ahora su propuesta se centraba en promover ‘solo’ 400 viviendas, todas ellas protegidas, que se levantarían en 20 de las 81 hectáreas de dicha finca. La respuesta de la Comunidad de Madrid continuó siendo la misma: no.

Campo de golf en la Dehesa
Y a este recalificación imposible de la finca de Los Praderones el alcalde unió otra vieja e imposible aspiración: la construcción de un campo de golf rústico de nueve hoyos en la Dehesa Vieja y Robledillo, monte de utilidad pública proyecto que contó desde el primer momento con el rechazo de muchos vecinos, ganaderos y con el de la propia Plataforma Ciudadana ‘Salvemos la Dehesa’. El proyecto se inicia en 2007, cuando el Ayuntamiento pide a Medio Ambiente una descatalogación parcial de la Dehesa para construir un colegio público. Pese a las buenas palabras dadas posteriormente al Ejecutivo local por el anterior consejero de Medio Ambiente, Borja Sarasola, al final todo quedó en agua de borrajas y la Dehesa se mantendrá durante muchos años tal como hasta ahora, es decir, sin colegio y sin campo de golf, poniendo con ello punto y final fin a los rumores relacionados con que este proyecto buscaba ‘abrir la lata’ de la construcción de viviendas en este paraje situado en el centro del municipio.

Las Hachazuelas ¿otro fiasco?
Pero las denuncias y las acusaciones también se repitieron en el proyecto de urbanización de Las Hachazuelas, conocido también como Sector Norte, donde intervinieron, por un lado la junta de compensación formada por los propietarios de las parcelas y, por el otro, el propio Ayuntamiento en su condición de propietario del resto de la finca. Un desarrollo urbanístico dotado de 454 parcelas que, una década más tarde, sigue semi-parado y mantiene un aspecto fantasmal. Los pocos vecinos que aquí residen se quejan de carecer de alumbrado público y de tener, entre otras carencias, unos servicios de recogida de basuras y limpieza vial insuficientes. Los costes de urbanización tenían que asumirlos los propietarios de las parcelas ¿?, mediante el pago de las cuotas de cooperación. El precio de la urbanización de este sector fue presupuestado en 12.162.514,19 euros, al menos eso es lo que recogía el acta del pleno municipal celebrado el 10 de mayo de 2010. El Ejecutivo reconoció por entonces la existencia de una morosidad del 41% sobre una obra ejecutada de 6.229.961 euros, de los cuales solo se habían pagado 3.669.030. Esta situación se ha mantenido en ejercicios posteriores y los últimos datos referidos al año 2013 dicen que “se habían ejecutado obras por importe de 2.469.000 euros sin haberse recaudado ni un solo euro de los propietarios, muchos de ellos desconocidos o ‘tapados’ por administradores de empresas domiciliadas fuera de este municipio. Y si a todo esto añadimos los procesos de adjudicación continuada de muchas de las obras municipales a Hilario Rico, propietario de la empresa Hirimasa; entre ellas, la de la urbanización de Las Hachazuelas (15 millones de euros), el escándalo aún fue mayor. El Faro del Guadarrama, en su edición de 10 de mayo de 2013, publicaba que, según el diario El País, en marzo del año 2000, el alcalde, José María Moreno, había sido denunciado por Nueva Izquierda en la Fiscalía Anticorrupción de Madrid “por los presuntos delitos de prevaricación, tráfico de influencias, fraude y actividades prohibidas a los funcionarios, entre otros tipos penales conexos”. La denuncia se basaba en la adjudicación de obras a Hirimasa y en la venta de parcelas municipales por parte del Ayuntamiento a dicha empresa”. Doce años más tarde sería presentada otra nueva denuncia en la Fiscalía, ahora relacionada con las supuestas irregularidades cometidas en la recalificación urbanística del sector de Las Canteras (colindante con el de Las Hachazuelas), tras la venta por parte del Ayuntamiento a Hilario Rico de unos terrenos rústicos a un precio muy por debajo del de mercado. Esa finca fue posteriormente recalificada tras una modificación de las Normas Subsidiarias y vendida por Hirimasa a la empresa Mercadona que construyó sobre lo que hasta entonces había sido un pastizal, el actual supermercado, sito en la carretera de Mataelpino.

La plaza de toros cubierta
Pero no todo lo relacionado con el urbanismo en este municipio ha sido malo. Ahí está la coqueta plaza de toros de Moralzarzal, ensalzada por propios y extraños y convertida en una auténtica locomotora económica para el municipio. Una obra que en su momento algunos calificaron de ‘faraónica’ y que, diez años después de su inauguración, se ha convertido en el eje comercial y lúdico de esta Villa.

Fue inaugurada el 23 de septiembre de 2005 por el entonces alcalde, José María Moreno Martín y uno de los elementos que enseguida llama poderosamente la atención es precisamente su cubierta. Construida en malla especial, dispone de apertura tipo ‘párpado’ que abre la totalidad del ruedo. Además, el cerramiento de la zona móvil es translucido. Otra característica diferencial es su imponente fachada de piedra de granito, decorada con llamativos arcos en su parte alta, donde destaca por su diseño la espectacular “Puerta Grande”, también de piedra de granito. Rodea toda la plaza una moderna pérgola fabricada con cerchas de acero y cubrición en vidrio. Y completa el entorno varias zonas ajardinadas con plantas y árboles, y con olivos centenarios.

Se trata de un edifico de unos 12.000 metros de superficie construida, de los cuales más de 2.000 se destinan a la zona comercial que se sustenta en 19 locales comerciales exteriores situados en los bajos del complejo. Y he aquí el dato decisivo por el que Moralzarzal puede contar con este sensacional edifico. La venta de dichos locales ha permitido al Ayuntamiento financiar la totalidad de la obra cuyo presupuesto fue de seis millones de euros. Ni a los vecinos de la localidad ni a las arcas municipales les ha costado ni un solo euro la construcción de la misma. Se trata pues, de una esplendida y moderna instalación con capacidad para 6.000 personas, donde puede desarrollarse, además de las tradicionales corridas de toros, conciertos, ferias, todo tipo de deportes, teatro, congresos, rodajes publicitarios, desfiles de moda, etc. Para ello dispone de más de 250 metros de vestuarios y camerinos, un ruedo de 49 metros de diámetro y una altura entre el piso de la plaza y la cubierta de 30 metros. Además está equipada de los medios y estructuras más modernos para la realización de espectáculos taurinos.