Toros

Feria de Galapagar: el buen toreo de Martín Escudero no tiene espada

El Faro | Viernes 18 de septiembre de 2015
David Martín Escudero pisó por primera vez el ruedo de la plaza de toros de Galapagar, su localidad natal. Lo hizo el pasado sábado 12 de septiembre, siendo matador de toros; larga espera, ni una oportunidad de novillero durante años. El coso se cubrió en tres cuartos de entrada, había buen ambiente.

El torero galapagueño no consiguió cortar trofeos por sus repetidos fallos con la espada, al igual que le pasó en Robledo de Chavela. Sin embargo, sus faenas calaron. Realizó una faena extraordinaria al sexto, un toro de La Palmosilla que tuvo buena condición. Pureza, colocación y buen torero sobre ambas manos, rotundidad en el trazo y el ajuste con el astado. El final fue muy torero. Las orejas eran suyas, pero el descabello hizo que se esfumara el éxito.
Aún así, la oreja era más que merecida. El presidente se la negó injustamente. Las cosas que pasan en los pueblos. Aún así, vuelta al ruedo unánime. Ante su primer toro, con el hierro de Torrehandilla, también hubo momentos de calidad de la mano del espada local. Tampoco lo vio claro con la espada. Apetece volver a verle.
Borja Jiménez, diestro apoderado por la empresa, cortó una oreja en cada uno de sus toros bajo faenas de otras pesquisas. Lo ve claro el sevillano en un corte efectista, de temple y con conexión con el tendido. También paseó trofeos el rejoneador Rubén Sánchez.
Novillada mixta
El domingo 12 se celebró una novillada sin picadores mixta con la presencia de Posada de Maravillas, Luis David Adame y el local Ruiz de Gala, que se presentaba ante sus paisanos por primera vez matando dos erales.
Los cuatro utreros de Dolores Rufino fueron un saldo indecente, en la línea del abaratamiento que suele hacer Tomás Entero, en una feria que hay que reconocer estaba bien estructurada, pero que yerra en ganado sin garantía y descastado como el que salió por chiqueros. Posada de Maravillas dio la vuelta al ruedo en su primero, tras una labor más de formas que de contenido y bien coronada con el acero. Luis David Adame pudo pasear algún trofeo de acertar a espadas. Estuvo mejor con su segundo, al que exprimió y corrió la mano con autoridad. Puestos así, Ruiz de Gala cortó dos trofeos de un sobrero de Tomás Entero, flaco como una tabla de planchar, pero que se movió sin clase. Lo entendió bien el joven novillero y le cogió el pulso en tandas ligadas y toreando bien. Mató con acierto y cortó dos orejas. Su primero fue un eral muy bueno, pero en esta ocasión no se acopló.