Opinión

La rosa que mató a la abeja

Ramiro Noel

El Faro | Viernes 18 de septiembre de 2015
La nueva España socialista, salida de aquellas urnas del miedo, tras un intento de Golpe de Estado el año anterior, necesitaba dar un golpe en la mesa de la Banca, de los militares y de la Iglesia, para dejar bien claro quién mandaba en este país.

Para ratificarlo buscaron una víctima propicia, a alguien importante que representara casi todo. RUMASA y su creador, don José María Ruiz Mateos, un empresario que tenía 60.000 empleados, jodidamente religioso, que había construido viviendas para sus trabajadores, colegios para sus hijos, dotándoles además de un montón de beneficios sociales y laborales, se convirtió en el objetivo a derribar. Fácil fue echarle la culpa al Opus y al resto la banca. Fácil era desprestigiar a un rico frente a la sed de venganza de una izquierda que aún quería, 40 años después, ganar la guerra. La estrategia pasaba por enfrentar al empresario modelo con el superministro Boyer, architemido por todo y, para argumentar tal patraña, utilizaron documentos para justificar una dudosa quiebra y con ello la falta de solidez de RUMASA, a la que solamente pudieron probar que debía unos pocos millones (de pesetas) a la Seguridad Social. Con poco más que esto, al día siguiente se despertaba de madrugada a un pueblo sorprendido que, curiosamente, acababa de votar a un partido que había prometido crear 800.000 puestos de trabajo, cifra que con el tiempo apenas superó los 80.000. Aún así, parte de ese pueblo seguía pidiendo sangre cristiana y los gobernantes se la tenían que dar. Y se la dieron, primero expropiando RUMASA y después ‘cortándole’ la cabeza a su fundador, Ruiz Mateos. El destrozo que se hizo con sus empresas, repartidas como botín de guerra entre unos pocos, concienció a la gente sobre la infamia cometida y la imagen de Ruiz Mateos se recuperó, volviendo a ser respetado y hasta valorado pese a las mentiras vertidas contra él y contra su familia por los estómagos agradecidos del ‘régimen’. Incluso creó un partido político que obtuvo representación en Bruselas (dos eurodiputados). Del que “te pego leche”, a día de hoy han pasado muchos años donde los juicios, las persecuciones y las penas de cárcel estaban al cabo de la calle. La semana pasada falleció José María Ruiz Mateos, un trabajador incansable cuyo único delito fue enfrentarse al Gobierno, al Opus y a la banca. Descanse en paz.