El Faro | Viernes 11 de septiembre de 2015
He observado en los últimos días cómo algunos medios de comunicación alertan sobre el famoso e hipotético síndrome posvacacional, algo que se me antoja bastante llamativo porque, más que un síndrome, a mí me parece un privilegio: tienes trabajo, te han dado vacaciones y vuelves a reincorporarte a tu puesto de trabajo. Todo un lujo en estos tiempos que corren, donde el síndrome, en todo caso, lo deberían tener los que están desempleados y viven unas ‘vacaciones’ forzadas. O también aquellos que, aún teniendo trabajo, no disponen de vacaciones ni cuentan con el poder económico suficiente para poder disfrutarlas. A mí esto del síndrome posvacacional me causa cierta desilusión, aunque sólo sea por respeto hacia aquellos que no tienen empleo, ni siquiera dinero para comer
JOSÉ A. GUTIÉRREZ
Galapagar