El Faro | Lunes 07 de septiembre de 2015
Cada vez que un caso como el de Laura y Marina (las dos jóvenes asesinadas en Cuenca) o de cualquiera de esas mujeres muertas violentamente a manos de sus parejas pierden su nombre de pila para convertirse en meras cifras, se nos encoje el corazón. Y siempre la misma coletilla: “Es que no había denunciado...” Mientras nos creamos un país súperavanzado en asuntos como el matrimonio homosexual, nos haremos un flaco favor por no aceptar la realidad. El hecho de tener que denunciar a tu expareja, o marido, ya es un problema, como el de Marina cuando pidió a su amiga Laura que le acompañara a recoger sus cosas. Mientras no se solucionen estos inconvenientes, mucho me temo que nos vamos a seguir despertando más de una mañana con titulares muy desagradables. Convendrán conmigo que no se puede dar un paso adelante con las leyes de igualdad y dos hacia atrás, por culpa de nuestra mentalidad.
MARTA ÁLVAREZ
Guadarrama