FÚTBOL / Preferente Grupo I – 34ª Jornada
El Faro | Lunes 08 de junio de 2015
El CUC Villalba ya es nuevo equipo de Tercera División. Dos goles de Manu y Parra en los primeros minutos de cada tiempo sellaron la victoria sobre el Vicálvaro y el regreso a categoría nacional, un año después del mazazo de caer a Regional con 48 puntos en el casillero. Justicia para un equipo que ha llegado al límite mental y físico en una temporada en la que ha tenido que sortear uno por un todo tipo de problemas. El apretón final, con sólo una derrota en las once últimas jornadas, le devuelve a su estado natural para regocijo de los alrededor de 150 fieles que lo acompañaron hasta el Nuevo Estadio de Vicálvaro.
Si el ascenso de hace cuatro años llevó la firma goleadora de Alberto Losa, en Vicálvaro los autores fueron Manu y Parra, el veterano capitán y el joven central, como si se tratara de reflejar el tránsito del pasado y presente hacia el futuro. El primer gol de Manu tuvo un efecto balsámico sobre el equipo, impreciso de inicio y obligado a jugar en su propio campo. Fueron ocho minutos en los que sólo un chut desviado de Fabio fue la excepción al mayor control de pelota del cuadro de May. Pero el gol de Manu, un zurdazo angulado llegando desde atrás para recoger un fenomenal servicio de Pedregal, en el primer desdoble por la izquierda del lateral, templó al equipo y llevó el partido a una dinámica de control amarillo. Fue a partir de él cuando el equipo empezó a administrar con criterio la ventaja, con el dominio de Álvaro Esteban y Manu en la zona ancha, y sin meter más gasto del necesario en una mañana de calor casi insoportable a ras de césped. Con el Vicálvaro sin apretar en la presión y carente de algunos futbolistas importantes, como Boria y Villafáfila, el Villalba se manifestó arriba con chispazos puntuales: el primero fue un remate a bocajarro de Olalla que salvó Segura de manera milagrosa, aunque la acción fue anulada por fuera de juego discutible; y el segundo fue un desborde por la derecha del nueve villalbino, cuyo pase de la muerte no encontró rematador. Transcurría controlado el partido cuando Manu se rompió a cinco minutos del descanso. “Era un milagro que aguantara tanto”, desveló luego. Su musculatura dijo basta tras concederle una tregua que le permitió forzar 80 minutos ante el Alameda de Osuna y 39 en Vicálvaro, suficientes para que el número siete anotara un gol para el catálogo histórico. Se fue cojeando y Arroyo entró en su lugar. Pero el joven delantero, en apenas dos minutos, se torció el tobillo y también se fue maltrecho a la banda. Con el fantasma de la lesión de Pareja en Coslada sobrevolando, Pedregal llegó tarde a un balón dividido y, en el choque con un rival, se llevó la peor parte. Otro fuera. La cadena de desdichas tiñó de incertidumbre el final de la primera parte, pero tras el descanso volvieron los dos tocados y el gol de Parra acabó con las dudas.
El central acudió a rematar al segundo palo una excelente falta botada por Álvaro Esteban desde la derecha y puso el 0-2 con un cabezazo de manual a palo cambiado. El festejo del tanto, aun con 43 minutos por delante, fue por todo lo alto ante la algarabía del público villalbino, que entendió el gol como algo definitivo. Lo que sucedió después fue un ejercicio de control del Villalba, economizando las pocas fuerzas que le quedaban, a partir del sentido táctico y la lectura del partido que aportó Álvaro Esteban. Reciclado como pivote, Esteban acudió a todos los apoyos y descargó el juego lejos de los tímidos intentos de presión vicalvareña. Pudo hacer el tercero, pero Segura le sacó una buena mano, antes de que Del Estal contestara desbaratando un gol cantado en un alarde de reflejos a remate de Seral. Fue la ocasión más clara de un Vicálvaro que sólo asomó en la medida en que el Villalba flojeaba.
El tramo final, con la cercanía del objetivo, vio a un Villalba perdiendo tiempo en cada saque de banda o tiro de esquina, en una cuenta atrás hacia la gloria que hasta pasó por alto el feo encontronazo entre Olalla y Dani Navarro, con desmedida reacción del villalbino. Un borrón que quedó como una gota en el océano, ante el gran triunfo global de un equipo que ha esquivado contratiempos de todo tipo para lograr un ascenso con aroma a punto y aparte, en una generación de jugadores que será difícil juntar de nuevo.
Todos dieron rienda suelta a su alegría sobre el césped y en los vestuarios, en una celebración que tuvo continuidad en la fuente de la Plaza de España. Un centenar de seguidores les secundaron bajo la calorina de las tres de la tarde, de forma espontánea y sin anuncios. Javier Linares, uno de los capitanes, baja en las últimas jornadas por motivos laborales, se sumó a sus compañeros y recordó cómo hace 19 años él era un niño más entre las 3.000 personas que colapsaron el mismo lugar cuando el primer ascenso en 1996. Puede que los tiempos hayan cambiado, pero puede que también la gente pida algo más, agarrada a las estadísticas que hablan de una ciudad de 60.000 habitantes. Pero eso será otro episodio posterior al de una celebración ganada a pulso.
CD VICÁLVARO: Segura; Orrite, Dani Navarro, Álex Figueroa, Jesús Mora, Plaza (Maíllo 63´), Jorge, Carlos (Suco 63´), Adrián (Álex 57´), Jorge Seral, Ferchu (Juárez, 46’).
CUC VILLALBA: Del Estal; David, Parra, Alberto, Pedregal (Eliot, 48’); Álvaro Esteban, Guille Fernández (A); Álex Seidel (Avena, 80’), Manu (Arroyo, 41’ (Birru, 67’)), Fabio; y Alberto Olalla (A).
GOLES: 0-1. Manu (Min.8). 0-2. Parra (47’)
ÁRBITRO: Puente Bonilla (2).
INCIDENCIAS: Unos 350 espectadores en el Nuevo Estadio de Vicálvaro, con algo más de 150 desplazados para animar al CUC Villalba. Césped artificial desgastado y mucho calor. Los jugadores del Villalba celebraron con la afición el ascenso a Tercera División sobre el campo y en los aledaños del estadio.