El Faro | Viernes 05 de junio de 2015
Uno, por mucho que lo intente, no puede remediar vivir en un estado protagonizado por la indignación, la alarma y el temor, sobre todo cuando lees la página de sucesos en la prensa diaria. Según mi corto entender, ignorancia y desconocimiento de los entresijos de las leyes, observo perplejo lo gratuito que es en nuestro país ejercer de delincuente, sobre todo al comprobar cómo estos -nacionales o de importación, que de todo hay en la ‘Viña del Señor’-, gozan de patente de corso, ya sea atacando ancianos/as, asaltando bancos, empresas, oficinas bancarias o allanando moradas, violando, etc., etc. En concreto: haciendo lo que les viene en gana. Y lo más grave es que da la sensación de que esta gentuza cuenta con las ‘garantías’ de la Justicia de un país donde el delincuente parece la víctima y la víctima el delincuente. ¿A ustedes no les parece lo mismo?
JOSÉ PARRO
Galapagar