El Faro | Lunes 01 de junio de 2015
La semana pasada, en vísperas de las elecciones, titulábamos en portada señalando que el 24-M ponía a prueba el dominio del Partido Popular en la Sierra de Guadarrama. Tras las votaciones, el PP continúa siendo la fuerza más votada en buena parte de los municipios, aunque sufre un retroceso considerable que ha acabado de forma casi total con sus mayorías absolutas. El desgaste de la ‘marca’ a nivel nacional ha pesado mucho en estos resultados, con un potencial electorado que en un porcentaje importante se ha quedado en casa o bien ha querido ‘castigar’ las políticas de Mariano Rajoy apoyando en esta ocasión otras opciones. Esta sería una primera aproximación a nivel general, aunque en el detalle de cada municipio encontramos distintas variables, desde aquellos en los que el voto a las candidaturas locales se ha situado por encima del apoyo al PP a nivel regional, a otros en los que ha ocurrido justo lo contrario. En cualquier caso, parece evidente que los ciudadanos están pidiendo un cambio en las políticas y las formas del Partido Popular, y hacer oídos sordos sería un gravísimo error.
Este escenario da paso, de forma inevitable, a dos semanas de diálogo, negociaciones y búsquedas de acuerdo, ya sea para buscar gobiernos estables o simplemente para lograr la investidura para después gobernar en minoría y alcanzar acuerdos puntuales. Es una situación en muchos casos compleja, aunque en realidad en el pasado han abundado los gobiernos de coalición e incluso actualmente encontramos un ejemplo como el de Guadarrama, donde con 6 concejales de 17 el Ejecutivo ha ido trabajando año tras año, apoyándose en uno u otro grupo según la ocasión. Así las cosas, cabe pedir responsabilidad, de manera que prime el interés general del municipio y no el de un partido en particular. Así lo han querido los ciudadanos de forma mayoritaria.
Por otra parte, el PSOE puede tener la tentación de pensar que, al tener ahora una opción real de acceder al gobierno en algunas localidades, está mejor que hace cuatro años. Pero esto, salvo en casos como los de Navacerrada o El Boalo, está muy lejos de la realidad; no sólo no ha aprovechado el desgaste del PP para superarle, sino que en muchos casos no es ni siquiera la segunda fuerza más votada, viéndose superada por los partidos instrumentales de Podemos o por candidaturas de convergencia en municipios como Moralzarzal, Alpedrete, Galapagar, Guadarrama o Valdemorillo. El ‘sorpasso’ de Podemos, notable en las grandes ciudades, también se ha hecho efectivo en distintas localidades de la Sierra, lo que deja al PSOE en una envenenada disyuntiva: formar frentes anti-PP o, si no apoyar, sí al menos no entorpecer la investidura de alcaldes populares, para tratar de recomponerse luego desde la oposición. Lo iremos viendo en los próximos días.