El mirador
José L. Iglesias
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Todos criticamos la dictadura, la tiranía y a los que se encargan de llevarlas a cabo. En este país surgió una democracia hace ya unos cuantos años, y digo surgió, porque muy elaborada y trabajada no debió ser ya que cada día que pasa nos sorprenden con más recortes en nuestros derechos y libertades otorgadas por la Carta Magna.
Este siglo, sin duda alguna, va a ser el siglo de las prohibiciones, de indultar asesinos y si no se pone remedio dentro de muy poco nos van a decir cómo es mejor hacer nuestras necesidades fisiológicas.
Me resulta indignante, bochornoso, que un Gobierno que se califica de tolerante, pacifista y demócrata, que quiere la paz en el mundo, condona deudas a países menos agraciados y se jacta cada vez que envía ayudas humanitarias a diversos rincones de nuestro mundo, pueda ser capaz de no hacerlo por su propio país. No puede ser que una persona que ha asesinado a sangre fría a 25 personas, que sabe Dios en cuántas más ha sido elemental en que se llevaran a cabo y le han colgado el muerto a otro pringado, se le rebaje la pena porque hay que ser humanitarios y solidarios con él. El único responsable de su estado es él mismo, y si es tan hombre para hacer una huelga de hambre y para asesinar, que lo sea también para acatar las penas que le imponen nuestras leyes. ¿O acaso piensan que por salvarle la vida a un pistolero de ETA nos van a dejar tranquilos? Eso es erróneo porque les encanta vernos doblegados ante su terrorismo, el vernos vivir con miedo. Y para colmo nuestro, se pavonean con normas para que nuestra salud sea mucho más sana, valga la redundancia, prohibiéndonos fumar, consumir alcohol y obligándonos a hacer uso de los sistemas de seguridad en los vehículos. Pero, ¿acaso no es salud vivir en paz y sin miedo a que te den una paliza por decir lo que piensas?.